El primer signo distintivo de este hermosa calle es que lleva el nombre del conquistador. Caso infrecuente en toda América Latina, la ciudad de Mérida honra al conquistador español poniéndole su nombre a la calle más hermosa. Algunos han querido ver en este gesto el hispanismo de una generación que tenía puesta la mirada en Europa y no en su propio pasado. Esto no puede ser aceptado; años después de la construcción del Paseo Montejo las autoridades emanadas de la Revolución Mexicana, pretendieron quitarle a la augusta avenida lo que se veía como una afrenta: el nombre del conquistador.
El 5 de febrero de 1888 se iniciaron los trabajos de construcción del Paseo de Montejo que concluyeron en 1906 con motivo de la visita de Don Porfirio Díaz a la ciudad de Mérida. El paseo que llevaba el nombre del conquistador midió en sus inicios 1198 metros de largo por 43 de ancho, contaba con una calzada central para carruajes, banquetas y calles, no tuvo camellón. A la altura de donde se encuentra la estatua de Don Justo Sierra O´Reilly terminaba. También con ocasión de la llegada del presidente Díaz se abrió la calle que comunicaba el Paseo de Montejo con la calle 50, donde se instalaría temporalmente el andén. Así nació la avenida Pérez Ponce. El Paseo Montejo vino a sustituir la Paseo de Santa Ana, al Paseo de las Bonitas, a la calle 59 y en cien años ninguna otra avenida le ha disputado el lugar que ocupa en la ciudad.
Esta es una visión de la calle 47, desde la que parte el Paseo de Montejo. Hoy es completamente diferente. La arquitectura de estilo colonial vino a ser sustituida por una muestra variada de estilos.
Esta hermosa imagen nos muestra al Paseo de Montejo desde las espaldas de la estatua de Don Justo Sierra.
Exactamente donde terminaba en 1906, año de su pomposa inauguración. Existen una discusión sobre los rasgos físicos de la estatua: para algunos no corresponden a las de don justo según el grabado de que disponemos correspondiente a 1841.
A continuación le presentamos una muestra de fotográfica de algunas de las casas con el característico estilo francés que permanecen en pie hasta el día de hoy en el paseo de Montejo, varios de estos tesoros arquitectónicos fueron demolidos en las últimas décadas del siglo XX para darle paso a edificios de arquitectura moderna.