Un paseo por la ciudad de Mérida: Paseo de Santa Ana

Calle 60 frente al parque de los hidalgos

EL PASEO DE SANTA ANA

A principios del siglo XVIII, el “siglo de los criollos”, el siglo del esplendor urbano, en muchas ciudades coloniales, se edificó un templo al norte de la ciudad, consagrado a nuestra Señora Santa Ana, madre de la Virgen María. Para unir a la Catedral y el Palacio Arzobispal, ambos edificios en la Palaza Principal, con el nuevo templo, se aplanó y embelleció una calle a la que se le dio el nombre de Paseo de Santa Ana, esa que hoy se conoce como calle 60 y que a finales del siglo XIX , y principios de éste , se llamó calle Progreso porque era la vía de salida para el gran puerto de Yucatán. Ciertamente la ciudad ya había dado muestras de crecimiento más allá de la antigua ermita de Santa Lucía construida en siglo XVI. La plazoleta de enfrente data del XVII, por eso todo el conjunto, en la actualidad, transmite un definido sabor colonial del que se distingue la arquería de medio punto que rodea a la plazoleta y que es representativa. En los tiempos de la Colonia la ermita de Santa Lucía se destinaba al culto de los mulatos y negros; en el atrio del templo estuvo, por muchos años, el cementerio de la ciudad. En Santa Lucía se reunían por las noches los celebres trovadores yucatecos de las primeras décadas del siglo XX, por eso, todos los jueves del año, en ella se llevan a cabo las legendarias serenatas con música romántica yucateca. En el templo de Santa Ana existe una placa que dice. Fue don Antonio de Figueroa y Silva, capitán general de la provincia, quien patrocinó la construcción del templo y también fue uno de los pocos militares españoles que realizaron una campaña exitosa contra los británicos que ocupaban Belice y de esa manera afrentaban a Su Majestad Católica, el rey de España.

El parque de Santa Ana fue, tras su construcción, famoso en toda la ciudad por los naranjales que poblaban la plazoleta y las inmediaciones. El Paseo de Santa Ana tuvo ocho arcos que aspiraban a embellecerlo, cinco de estos arcos se encontraban de sur a norte y los demás de oriente a poniente, todos de cantería y todos ya demolidos. Es necesario restituir a la brevedad posible estos arcos y devolverle a esta calle el esplendor que le corresponde. El Paseo de Santa Ana le brindaba a la ciudad otro servicio: servía para comunicarla con el camino que llevaba al antiguo poblado de Itzimná, hoy parte de la ciudad, que a finales del siglo XIX fue un sitio elegido por las clases acomodadas para construir sus casas de veraneo, esto antes de que entrara la costumbre de veranear en los puertos. Al Paseo de Santa Ana lo sustituyó el legendario Paseo de las Bonitas, ubicado en la calle 65, en la zona céntrica y comercial de la ciudad; a este otrora calle de paseos la sustituyó, tiempo después, la calle 59 y a éste el Paseo de Montejo.

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Un paseo por la ciudad de Mérida: Paseo de santa Ana

Calle 60 frente al parque hidalgo en la actualidad

Un paseo por la ciudad de Mérida: el paseo de Santa Ana

Templo de Santa Ana en la actualidad

Templo de Santa Ana en el pasado

Templo de Santa Ana en el pasado