AFAC.
De la muerte nadie vuelve.
Quienes dicen, o les han dicho que murieron y resucitaron, en realidad no murieron.
La muerte es un concepto absoluto.
La vida es un concepto muy relativo, nunca es un proceso completamente estable y permanente.
Si estás vivo, no siempre estas sano y libre de dolor y es rigurosamente cierto que tienes que morir.
Pero si estás muerto, es rigurosamente cierto que jamás volverás a la vida, pues la vida implicaría esa situación tremendamente compleja en la que supuestamente coexisten un ente material, el cuerpo y otro ente inmaterial al que se ha llamado, ánima, alma, espíritu, fantasma etc.
Las confusiones se dan, porque nadie, ni ayer, ni hoy y seguramente tampoco mañana podrán estar ciertos de que son la vida y la muerte.
Si viviendo, y viviendo la vida, no sabemos a ciencia cierta lo que es, menos podremos entender lo que es la muerte.
La frialdad de un cuerpo y la presencia de las moscas, permiten sospechar que estamos en presencia de un muerto; sospechar, no estar seguros. Solo la pestilencia de la putrefacción proporcionan la absoluta seguridad de que el cuerpo que tenemos en frente un cuerpo muerto.
Muchas cosas en la vida, pueden presagiar al muerte: Vejez, enfermedad, lesiones graves.
En el mismo sentido, nada, absolutamente nada en el proceso y establecimiento de la muerte de un cuerpo, puede presagiar algo palpable y reconocible hacia la vida.
La vida es única.
La muerte también.
Ante estas aseveraciones, surge automáticamente la pregunta ¿Y la resurrección de los muertos al final de los tiempos? Me temo que es un galimatías, pero tengo la esperanza de que esto quiera decir que lo que no tememos al fin ¿La tendríamos y seríamos salvos? Aun así concediendo que la muerte si conduzca a la vida ¿Qué tipo de vida sería? ¿En qué medio se desarrollaría? ¿En qué cuerpo, género, edad, idioma y estado de salud sería? ¿El mismo que se tendría al momento de la muerte? Ni de broma, pues resucitar en idénticas condiciones cercanas a la muerte ¿Qué finalidad tendría?
Lo anterior, resultaría un total absurdo ya que de existir la metempsicosis o metemsomatosis, la resurrección podría ser en cualquier tipo de cuerpo, pues la cuestión sería en primer caso el volver a la vida. Asi pues, la resurrección en cualquiera de las dos modalidades resulta inadmisible.
Solo a Jesucristo, en todo caso, se aplicaría la resurrección en el mismo cuerpo, y género, pero no en el de estado de salud, pues imagínese un Jesús vivo pero masacrado conforme al martirio que sufrió. La opción en este caso, hace pensar que la resurrección implicaría el volver a la vida sano y rozagante.
Hay que morir para vivir, le achacana Jesús en aquella parábola de las semillas. Me niego a creerlo, porque Jesus siendo un sabio y Dios según las consignas del catolicismo, no podía haber asegurado lo anterior conociendo a la perfección las propiedades de la vida, su desarrollo y final.
Asi que con esta idea, me parece que el concepto de muerte sigue siendo de carácter absoluto. Tiene que suceder, porque nada, solo Dios, es eterno.
Lo inmaterial, se podría transformar, tal vez en otras formas de energía, pues en sí mismo es energía.
Lo material, tendría que acabar.
La trascendencia, que no la perpetuidad del ser humano, podría ser, si existe, eso a lo que llaman alma. Pero…
AFAC
NOVIEMBRE DE 2000.