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Hace unos días, en la calle 29 entre 42 y 46-A de la Colonia Gonzalo Guerrero, la Dirección de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Mérida suspendió una obra. Se trata, al parecer, de unas reformas a una casa habitación; sin embargo los operarios y sus jefes se han extralimitado levantando muros a los vecinos, abriendo hoyos en las paredes y tirando ductos, entre otras ominosas arbitrariedades impropias de una vida civilizada. Pero el asunto llegó a más: se rompieron los sellos y volvieron a entrar los trabajadores a proseguir con sus atrocidades. La conducta desplegada por los propietarios y los constructores rebasa cualquier límite. Es una violación grotesca a las leyes y sus órganos establecidos. Es similar a la que cometen los que están destruyendo nuestro patrimonio histórico, los que se roban calles y banquetas en las colonias, los que desprecian todo plan de ordenamiento urbano y proceden con agresividad contra todos los ciudadanos.

La ciudad es el templo donde se oficia la liturgia de la vida, quien la agrede con tanta impunidad debe pagar con cárcel lo que hace. No vivimos en un Estado de Derecho porque el derecho de la ciudad no existe, tampoco  el de sus habitantes frente a los criminales de pico y pala que nadie puede poner en el lugar ominoso que les corresponde. El Ayuntamiento no cuenta con los elementos jurídicos para obrar con la prontitud necesaria y proteger a la sociedad de estos rufianes.  ¿Cómo podemos vivir en armonía si estos truhanes obran con tal impunidad y la autoridad no cuenta con recursos para castigarlos?  Mérida vive sometida a un martirio cotidiano por estos bribones que han reducido nuestros edificios coloniales a cincuenta, que destrozan, roban y destruyen sin freno. Hoy abren una gasolinera sin permiso, mañana un bar, otro día hacen una privada para ignorar las leyes del Ayuntamiento y poder hacer toda clase de bellaquerías, otro día hacen lo que están haciendo en la Colonia Gonzalo Guerrero: atentar contra los vecinos y contra la autoridad y carcajearse en medio de sus tropelías.