…continúa de: UNA AUTOBIOGRAFÍA DE ALMA REED: ¿QUIÉN ERA LA PEREGRINA? Primera Parte.
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Alma Fue huésped de don Felipe G. Cantón, quien antes había sido entrevistado por Turner y había defendido la necesidad de golpear a los indios para mantener la disciplina y era presidente de una sociedad de arqueológica local. En casa de don Felipe recibió Alma a don Manuel Cirerol que iba a transmitir las invitaciones del gobernador, allá recibió a la costurera que le confeccionó el lindo traje de mestiza con el cual se inmortalizó en una fotografía. Ese traje se encuentra hoy en el Museo Nacional de Historia –según se dice en el libro– siendo que debería estar en Yucatán. Días después Alma cambió su residencia al Hotel Imperial. Alma creyó ver algo más épico que lo que mostraban los murales de Rivera, Siqueiros, Orozco y el Dr. Atl. fue presa de tres acometidas: la del esplendoroso pasado maya, la del discurso generoso de Felipe y de la música romántica que vino a derivar en una canción para ella. Desde Yucatán enviaba Alma sus colaboraciones a los Estados Unidos. Empezamos con los cuestionamientos. Sostiene la hermosa señora Reed que Edward Thompson la convocó a una reunión discreta en la Hacienda Chichén, en aquel entonces de su propiedad, para hacerle unas declaraciones. Dice doña Alma que Thompson le detalló la manera en que ideó la draga qeu extrajo tesoros arqueológicos del cenote sagrado y como éstos fueron enviados a los Estado Unidos en valija diplomática, entre otros motivos porque el mismo don Eduardo, como se le llamaba en Yucatán, tenía un cargo consular. Las piezas extraídas se encontraban en el museo Pebody. Alma inició el escándalo con un artículo y la denuncia llegó al grado de que, años después, el gobierno mexicano demandó a Thompson y reclamó las piezas. La demanda penal se cerró por la muerte del principal inculpado. Los datos son confusos ¿Cómo un hombre tan astuto como Edward Thompson iba a confesarle a una periodista con los antecedentes de Alma lo que había hecho? ¿Con qué extraño propósito propiciaría un escándalo que le resultaría tan perjudicial?.

En cambio a don Luis Rosado Vega Alma lo conoció en el museo de la ciudad que entonces dirigía el poeta. La versión de Alma y don Luis acerca de la peregrina se asemejan. Después de un acto en la Casa del Pueblo, Alma, Felipe y don Luis se dirigían a cenar a San Sebastián. Había llovido y Alma hizo algún comentario sobre la fragancia de las flores. Don Luis, un hombre galante, le respondió a la mujer del semblante encantador que ese tributo se ofrecía por su belleza. Felipe reaccionó con prontitud: «esto lo vas a decir un verso». Así fue como nació la letra de Peregrina que musicalizó Ricardo Palmerín. Hoy yo me pregunto y les pregunto a nuestras autoridades ¿Dónde están las flores del rumbo de San Sebastián? ¿Acaso no sería rentable –aludo al turismo– crear un jardín que las evoque a un tiempo nos hable de los orígenes de una canción conocida en todo el mundo de habla hispana? Dice Alma que la música original no se daba y que inclusive ella y Felipe estuvieron en la puerta de casa de Palmerín mientras él y Rosado Vega encontraba los acordes bien avenidos al poema. Finalmente cuando Alma oyó por primera vez su canción le pareció triste, melancólicamente bella. Tenemos que reconocerlo superando nuestro sentimiento de culpa: a menudo a los amores adulterinos lo que les falta de ética les sobra de estética. Pero en este caso los amantes pensaron en legitimar su amor. Habían decidido casarse en San Francisco y volver a Mérida estableciendo su residencia en Villa Aurora la casa que se encuentra en las esquinas de las avenidas Reforma y Cupules de esta ciudad de Mérida. Parece quedar claro Felipe Carrillo Puerto abandona la ciudad para irse a casar con Alma Reed a San Francisco, según declara ella misma en sus memorias. No se ignora que la rebelión «de la huertista» amenazaba al gobierno de Carrillo Puerto, pero se ha dicho con claridad: Felipe contaba con las fuerzas suficientes para hacerle frente a Ricardez Broca y sus huestes. Se aventura la teoría de que si no hizo es porque tenía otros intereses personales más apremiantes. Aunque en una carta escrita de puño y letra de Felpe fechada el 1 de agosto de 1923 en el Hotel Princess de la ciudad de México, Carrillo Puerto le confiesa a su idolatrada Alma»:

Toda mi vida me la he pasado corrigiendo entuertos como el Quijote y a pesar de todos mis esfuerzos todavía la pena me agovia (sic) por las tantas injusticias y miserias humanas; pero más penado estoy cuando veo mi impotencia para aliviar tantos males y por esto vida mía me siento tan triste muchos días  y espero que tú me tengas como el hombre que sólo por el interés de verte feliz es capaz de todo para conseguirlo.

Todo mi vida doy por tu amor.

Estos  fragmentos de la carta son reveladores alimentan por un lado la teoría de que, tras años de lucha convencida, Felipe sabía que era poco lo que podía hacer y que quizás muerto podía ser más eficiente para las causas frustradas que tanto lo agobiaban. Sin embargo, por otro lado, no parece simple retórica amorosa las promesas que la carta contiene. Y más hay que decir: vistas a años de distancia fueron promesas cumplidas.

El gran evento de la vida de Alma Reed fue su amor con Carrillo Puerto. La tragedia no le impidió seguir con sus empeños periodísticos, morales y artísticos. Cercana a Eva Palmer, esposa del poeta griego Sikelianos –a quien tradujo al inglés– Alma funda en Nueva York la «Sociedad Délfica». A finales de los años veintes trata cercanamente la «Gran Manzana» a otro mexicano distinguido: José Clemente Orozco. Alma desempeña un papel importante en el éxito de Orozco en los Estado Unidos. Se ha debatido mucho en relación al posible amor de la «Peregrina» por José Clemente Orozco. Schuessler nos dice que ella llegó a confesar su amor por el muralista mexicano, amor que nunca se consumó porqué él era casado y esa experiencia Alma no la quería repetir. El pasaje es otra de las aparentes inconsistencias del libro: Alma Reed asevera en todo momento que cuando ella conoció a Felipe él tenía ya varios año separado de su esposa, doña Isabel Palma. ¿Cómo es que no quiso reincidir en una relación con un hombre casado que, este si, estaba separado de su mujer? Sin embargo Orozco le escribió una carta a su esposa Margarita aclarándole que entre él y la señora Reed no existía más que una amistad en función del arte. Más aun, en el mural que Orozco pinta en la New School for Social Research en el Greenwich Village de Manhattan, aparece Carrillo Puerto a la altura de Lenin. Fue Alma quien presentó a Orozco con Marie Stern y lo atrajo al selecto cenáculo de Eva Sikelianos. Empero en una carta al escritor Luis Cardoza y Aragón Orozco se queja de la administración de sus obras llevada a cabo por Alma, dice Orozco: «He tratado por todos los medios de que la señora Reed me devuelva mis obras, pero jamás lo he conseguido. Hace con ellas lo que le da la gana, las exhibe sin mi consentimiento y si tener derecho a ello ¿Qué control puedo tener en esas condiciones?». Todos lo sabemos: si queremos una versión despiadada de una mujer hay que preguntarle a otra. Antonieta Rivas Mercado que pasó una temporada en Nueva York le escribió el 30 de noviembre de 1929 a Manuel Rodríguez Lozano: «Alma no tiene seso sino buena voluntad, uno de los vicios norteamericanos, sentimentales y falso, y Clemente es pavoroso y cree que ya tiene derecho a opinar puesto que es un genio».

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Hay años que no están claros en la vida de Alma, sobre otros se sabe que realizó estudios en Grecia. Finalmente, al mediodía del siglo aparece en Mobile trabajando en el periodismo y apoyando las luchas civiles contra la discriminación. Schuessler nos ofrece un conjunto de maravillosos textos del FBI sobre las labores de Alma por aquellos años. Estos hostigamientos obligaron a la Peregrina a regresar a México donde fue contratada por don Rómulo O’Farril Sr. para trabajar en News una publicación dependiente de Novedades. Ahí Alma hizo amistad con la poeta Rosario Sansores y ambas las veía Elena Poniatowska. En la ciudad de México muere Alma y en 1967 es tríada a Mérida y sus restos descansan frente a los de Felipe que está con quien fuera su esposa.

Continúa con: UNA AUTOBIOGRAFÍA DE ALMA REED: LA VISIÓN DE FELIPE, SUS ENIGMAS Y CUESTIONAMIENTOS (próximamente)