NI EN LA PAZ DE LOS SEPULCROS CREO

 

Hace unos días, pasadas las dos de la madrugada, recibí un mensaje de don Jorge Humberto Álvarez Rendón. Me participaba que estaba viendo en la Televisión Española la exhumación , en la Basílica de La Macarena, en Sevilla, de los restos   del general Gonzalo Queipo de Llano. Militar de triste memoria , miembro del grupo insurrecto que junto con Franco y otros desataron la Guerra Civil Española. A Queipo Se le conoció como “el virrey de Sevilla ” , aunque tuvo influencia en la Andalucía ocupada. El sujeto festejaba que los milicianos violaran a las mujeres de los “rojos”; ellas , anarquistas que profesaban el amor libre, estarían felices con esos pasajes. Se le atribuye el haber asesinado a más de 45 mil personas , entre ellas al poeta y dramaturgo más famoso de España, Federico García Lorca, produciendo la mortal expresión : “dale café, mucho café”. La madrugada que mataron a García Lorca los “nacionales” perdieron la Guerra Civil, duraron en el poder décadas , pero al final triunfó la democracia. España logró una transición de una dictadura atroz a una sociedad libre y democrática en una forma ejemplar. Desde luego  no vi en la madrugada del inusual mensaje los hechos. Pero vi y leí la noticia. Días después sostuve un debate con Alvarez.  Cierto es que el parlamento español votó una ley llamada de Memoria Histórica que entre otras cosas prohibía que los lideres del franquismo tuvieran calles y lugares públicos con su nombre; a un tiempo se prohibió que estuvieran enterrados en lugares públicos. Don Jorge estaba de acuerdo con las medidas. Yo opine que España había vivido en luchas internas por mucho tiempo, la democracia pareció acabar con esos enfrentamientos y con “las dos Españas”. Cuando el estúpido asalto al parlamento, conocido para la historia como el 23F, estuvieron amenazados Calvo Sotelo, Fraga Iribarne, El Gral. Gutiérrez Mellado , Santiago Carrillo – ambos fumaron de la misma cajetilla de cigarros habiendo sido enemigos – y Felipe González . Si un pueblo no se pone en paz con su pasado nunca estará en paz en el presente. En las sociedades democráticas una de las funciones principales de los políticos es conciliar asimetrías , buscar la concordia y el acuerdo en las diferencias. Un pueblo que vive enfrentado se destruye. Esas  venganzas sobre los muertos son cosas de La Inquisición. Qué  bueno que no se les ocurrió fusilar los restos antes de dárselos  a las familias. Creo que Queipo y otros son detestables, pero estoy seguro que los políticos de la transición dieron un testimonio de aceptación y tolerancia. Los que se empeñan en heredar oídos y divisiones le están destrozando a su país.