DALE CAFÉ , MUCHO CAFÉ
El teniente Valdez, gobernador de Granada, se comunico a Sevilla con su jefe, Gonzalo Queipo de Llano, en los albores de la Guerra Civil Española, para pedir instrucciones sobre el destino de “un tal Federico García Lorca”, por quien abogaban don Manuel de Falla, don José Ortega y Gasset y, desde luego, los hermanos Rosales Camacho, entre otros; Queipo produjo una tristemente célebre frase: “dale café, mucho café ”. Quizás estas palabras hayan sido desde entonces una expresión de la violencia sobre la sociedad civil. Esta es la impresión que por momentos deja el informe del Casede sobre Yucatán. De ahí que algunos lo aprecien así. Pero no debe serlo tanto, el mismo informe establece que The Institute For Economics and Peace (Indice de Paz ) y The World Justice Proyect (Indice de Estado de Derecho) colocan a Yucatán en los primeros lugares, a pesar de las observaciones que hacen. Observaciones muy sanas. Aunque hay algunas párrafos confusos, dice el informe: “La incidencia delictiva pasó de menos 46.2 % en 2018 a 25.1 % en 2019, una variación de 71.3 puntos porcentuales (¡!) en el estreno de la actual administración, diametralmente opuesta a la media nacional que ese mismo año aumentó de 2.6 % a 4 %, una variación de 1.4 puntos porcentuales”. 25.1 del 2019 es menos que el 46.2 del 2018, no se entiende porque se le llama “aumento”. En desconcierto mayor se cae a leer los “71.3 puntos porcentuales” , 46.2 más 25. 1 dan 71.3, pero esto no es una diferencia. En los mismos términos hay varios pasajes que posiblemente solo muestren que el informe se elaboró fuera de Yucatán. En un país en el que hay miles de muertos por el crimen organizado, donde en gran parte del territorio nacional el Estado es incapaz de garantizar la seguridad que es una condición de la convivencia humana. Es asombroso tanto más cuando se sostiene que la paz es producto de la represión: como si en esta pacifica tierra existiera policías secretas, checas, “sacas” , “paseos” que den lugares a desaparecidos y torturados. No cabe duda que deben haber errores que deben ser señalados, pero que no constituyen una forma de vida en Yucatán. Dijo Odiseo: en la guerra los jóvenes se matan mientras los viejos discuten. Parafraseando con menos violencia: en Yucatán los jóvenes bailan mientras los viejos duermen tranquilamente, lo que no ocurre en muchas ciudades de México. Existe la tesis de que el crimen organizado entra donde las autoridades se venden. Nosotros seguimos siendo muy ajenos a la demencia mortal de las organizaciones criminales. Quizás les convenga tomar café, aunque no sea mucho, a los autores de este informe mientras lo estudian nuevamente, la seriedad del colectivo y de algunos de sus integrantes lo ameritan.