Quizás la relación mas cercana fue entre Virgilio y López Velarde . Veamos: Virgilio dice en la Eneida: “Yo , aquel que en otro tiempo modulé al son de leve avena….ahora canto las terribles armas de Marte y al varón que, huyendo de las riberas de Troya por el rigor de los hados, pisó el primero la Italia y las costas lavinias.. ”. López Velarde dice: “Yo que solo canté de la exquisita Partitura del íntimo decoro, Alzo mi voz a la mitad del foro A la manera del tenor que imita La gutural modulación del bajo, Para cortar a la epopeya un gajo” . No podría negarse que hay una clara filiación entre los versos de Virgilio y los de López Velarde . También se pude deducir que Virgilio influyó en López Velarde y en Borges en la manera de adjetivar . En la Eneida leemos: Revoltosos vientos Desacordes vientos Prósperos vientos Áridos pábulos Estrellada mansión Hinchadas olas Dilatados mares Fatigados montes En López Velarde encontramos: Contradictorio prestigio de almidón Sonoro corredor Calosfríos ignotos Quebradizo sonar Tardes líquidas Tardes olfativas Afán misántropo Fatuas cabelleras Húmedos y anhelantes monosílabos En Borges encontramos: Los lentos colores Una no sospechada etimología La dócil cerradura Tardías notas Tácitos esclavos Iletrado y laborioso día Noche caminada Los arduos alumnos de Pitágoras Una cicatriz rencorosa La unánime noche Borges dijo alguna vez que sus noches estaban llenas de Virgilio. Posiblemente el genio argentino se humedeció de Virgilio para adjetivar de esa manera más que de López Velarde que es anterior. Lo cierto es que la lengua latina quizás tenía una manera más rica de adjetivar. La lengua castellana , “el bronce de Francisco de Quevedo”, a pesar de su fidelidad al latín comprimió los adjetivos que esos hombres geniales han abierto para enriquecer al español.