La moda en Yucatán a través de los siglos

Adán y Eva, al ser expulsados del Paraíso Terrenal, advirtieron su desnudez y se cubrieron. Sin embargo las mujeres y los hombres de todos los pueblos, en mayor o menor medida, no sólo han perseguido protegerse con el vestido, sino representar con él lo que son. El vestido ha evolucionado con el tiempo y, con el advenimiento de la revolución industrial, la moda que existía pero era de lento movimiento, empezó a cobrar un auge que le ha dado el dinamismo inusitado que hoy le conocemos.

La cantidad de piezas que se requieren para un atuendo ha disminuido considerablemente pero la estacionalidad en un mismo año plante un cambio permanente. Un hombre, hace un siglo, requería para vestirse: pantalón, camisa, puños, cuello y pechera, si era el caso, endurecidos; chaleco de piqué, saco, levita, jaquet o frac, corbata de seda, polainas o botines, sombreo o chistera, guantes y el consabido bastón, esto además de la abundante ropa interior y los calcetines con ligueros. El caso de las mujeres era, desde luego, más complejo a partir de los corsés, las crinolinas de tenso varillaje, las amplias faldas, los encajes, los chalecos y los cuellos complicados, las flores engarzadas, las escarolas, las medias, las mantillinas, los mantones, los sombreros y cualquier otro aderezo que fuera para la ocasión. Si bien es cierto que desde el siglos XVIII se reconoce a París como la capital de la moda no es menos verdadero que los pueblos han preservado sus particularidades en el vestido. más allá de los llamados «trajes regionales», se puede notar cierta tendencias por lo demás muy lógicas, que provienen del clima y la historia misma de cada región. En este texto pretendemos hacer una breve revisión a la evolución del vestido en Yucatán, destacando los factores que se distinguen como propios y que, de varias maneras, han contribuido a incidir en las preferencias y, en algunos casos, hasta en las costumbres.

Nuestra revisión incluirá:

 

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