Los giros negros en Yucatán

LAS DÉCADAS DE LOS 70 Y LOS 80 EN YUCATÁN

A finales de los setenta operaban dos establecimientos que ofrecían espectáculos nudistas, ambos tenían anexos hoteles: El Chac Mol y el Jaguar; son representativos por que eran los únicos sitios en su género en la ciudad. Desde luego, por otros rumbos, incluido el centro de la ciudad, se hicieron algunas tentativas, sin embargo, ésta no le disputaban la primacía a estos dos cabarets. Algunos periódicos abrieron sus páginas a la publicidad de estos centro, asomarse a ella es realmente revelador. A un tiempo, algunos de los desplazados de la antigua zona fundaron «casas de asignación» por distintos rumbos de la ciudad. Algún gobernante con poco arraigo en la ciudad pretendió establecer nuevamente una zona de tolerancia, no lo logró , sin embargo, durante unos meses la avenida Itzaes se convirtió en algún tramo en una especie de corredor del oficio más antiguo del mundo, ofendiendo así a una ciudad que de siempre había optando por la discreción.

LOS GIROS NEGROS EN YUCATÁN

A pesar de estar expresamente prohibidos los bares con espectáculos nudistas por el Reglamento de Espectáculos Públicos en el Municipio de Mérida, han proliferado en los últimos años. En efecto, en el artículo tercero, párrafo II, inciso A del mencionado reglamento se establece: «Se consideran espectáculos no permitidos en el Municipio de Mérida los siguientes: desnudos femeninos o masculinos, sean totales o parciales…». La prohibición le añada un elemento delictivo más a los llamados giros negros, haciendo su existencia más corrupta y corruptible. Cierto es que en atención a este ordenamiento muchos de estos establecimientos se han abierto fuera de los límites de Mérida, pero no es menos cierto que algunos otros, de lujo y con publicidad en ciertos medios, se encuentran dentro de la ciudad. Contra algunos de ellos poco o nada puede hacer el Ayuntamiento: están fuera del territorio de la policía municipal, además de que son tres las instancias de gobierno involucradas: el Ayuntamiento, la Policía y la Secretaría de Salud. No puede dejar de mencionarse el fenómeno que representan las casas de masajes que encubren «casas de citas», y que por lo demás son frecuentes en todas las capitales del mundo occidental.

El rostro de debilidad de la humanidad presuntuosa fue exhibido por la naturaleza en las últimas década, en un punto débil desde los tiempo más remotos: el sexo. El Sida es la pandemia que objeta la tolerancia como una forma de vida basada en el reconocimiento de la pluralidad social y obliga a abandonar la actitud de indiferencia, no por motivos morales, no de seguridad pública, ni de urbanismo o de cualquier otro. Por razones de salud pública la tolerancia en esta materia, que se ha vuelto una forma de vivir, tiene que ser condicionada.

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