medio ambiente

Desde los albores de la humanidad la vivienda cumple una función: proteger del medio ambiente. Con el advenimiento de la ciudades modernas la vivienda empezó a cumplir otras funciones : protección del patrimonio y promulgar estatus social, entre otras. Pero siempre la principal sigue siendo la protección del medio ambiente. Sin embargo en Mérida, desde hace algún tiempo, parece que las casas no cumplen con este requisito fundamental. Es muy difícil que las todas las viviendas de un fraccionamiento tengan la orientación que menos favorece al calor. Esta fue una de las luchas del gran arquitecto que fue don Félix Mier y Terán, que se empleaba en lograr las mejores orientaciones y la conciliación con el medio ambiente. Más aun, ni los cuartos donde pasa mayor tiempo la familia pueden tener buena orientación. Pero el asunto es más grave: muchísimas casas en Mérida se venden sin que existan ventanas que favorezcan la corriente de aire. Las casas se vuelven cajones de calor. La familia tiene que hacer un esfuerzo adicional y comprar al menos un aire acondicionado para un cuarto donde duerman todos. El resto del día pretenden pasarlo fuera de la casa, negándole a ésta su condición de protectora. Quien compra una casa así no compra nada. La única manera de conjurar esta dramática situación es cubriendo al menos dos puntos: hacer las casas con techos superiores a tres metros de altura. El aire caliente suele irse para arriba, con esta altura es posible conseguir que el aire caliente despeje el área donde se encuentran las personas. En el centro hay casas de siete metros de altura que a determinada hora del día cierran sus ventanas para que el aire caliente ya no entre de la calle. Con techos menores no tiene sentido prender un abanico porque lo único que hace es mover el aire caliente. La otra medida es forrar la casa con un aislante que impida que el calor salvaje del exterior penetre con toda su inclemencia. Quizás no debería haber una ley que marcará esto, pero si un organismo que orientara a los compradores para que no cometan errores en su adquisición. Queda claro que hay gente que compra no lo que debe sino lo que puede, pero aun así hay que evitar el sufrimiento de tantas y tantas familias que quedan atrapadas en esta situación que compromete sus ingresos mucho más allá de lo tolerable.