Coparmex Mérida: más de medio siglo de esfuerzo por Yucatán

Discurso pronunciado por el Cronista de la Ciudad de Mérida Gonzalo Navarrete Muñoz con motivo de la celebración de los 50 años de la fundación de la Confederación Patronal de la República Mexicana en Mérida.

SEÑORAS Y SEÑORES, MUY BUENAS NOCHES

Era el año de 1957 cuando por primera se lanzó al espacio un satélite artificial que se quedó girando en torno a la tierra. Fue una hazaña de la Unión Soviética. El Sputnik, que es como decir satélite en ruso, era el nombre de lo que parecía una derrota para los Estados Unidos: se confirmaba la superioridad del comunismo y se le deba la razón a Nikita Krushev que un año antes había sentenciado: “Los enterraremos”. No se resiste la tentación de decir lo tantas veces dicho: la próxima vez que entierren bien a sus muertos, por que a más de cincuenta años gozan de salud.

La Revolución que sustituía al hombre por el Estado se convirtió en el aparente destino ineludible de los países del mundo entero y en especial de la América Hispana. Hasta nos llegaron a decir que al cielo se llegaba por la izquierda. Así se difundía cierta teología. Sin embargo casi todas las revoluciones del siglo XX fueron un sangriento fracaso, casi todas. Se destacan dos triunfadoras: la de Gandhi en la India y la Martín Luther King en los Estados Unidos. Sin embargo tras la Segunda Guerra Mundial el socialismo y sus propuestas revolucionarias se ofrecían como la piedra filosofal.

Un grupo de yucatecos notables en más de un sentido decidieron fundar el entonces Centro Patronal de Mérida, afiliado a la Coparmex, para enriquecer la vida pública con opiniones distintas. La Coparmex en Mérida nació para disentir. Hablando claro: surgió para desafinar el insano coro que imponía el autoritarismo. Quien así nace realiza un pacto con el futuro. Por eso la Coparmex ha sido protagonista de los últimos 50 años en la historia de nuestro pueblo. En Yucatán las historias de la Coparmex han hecho historia. En la segunda mitad de la década de los sesenta del siglo pasado se iniciaron las tentativas para introducir el agua potable en Mérida- esto ahora puede sonar anterior al diluvio universal, pero hubo un día que así fue-; se realizaron unas propuestas para elevar inmoderadamente las cuotas. A Campeche llegó el señor presidente de aquel entonces, don Gustavo Díaz Ordaz, hombre de recio carácter al que le gustaba mandar. Un representante de la Coparmex en Mérida le habló del tema de las cuotas del agua potable: el Lic. Víctor Arjona Barbosa. Se le explicó al señor presidente lo violento del aumento. En este legendario pasaje la Coparmex, por primera vez , le da voz a los que no la tienen. Esto no es ideología, es realidad. No le gustó a don Gustavo lo que se le dijo en aquella memorable ocasión y en un giro desafortunado sentenció: “Pues que los yucatecos sigan tomando caldo de microbios”.

Días después, el entonces presidente de la agrupación don Alejandro Gómory Aguilar, hombre digno de ser estudiado por las nuevas generaciones. En realidad la ciudad de Mérida está en deuda con hombres como don Fernando Ponce G. Cantón y don Alejandro Gómory Aguilar, ellos no necesitan homenajes los necesitamos nosotros para que las nuevas generaciones aprovechen sus enseñanzas. Volviendo al Agua Potable y al caldo de microbios. El gobierno local inició una campaña para que la comunidad empresarial se diera de baja del Centro Patronal de Mérida. Todos los días don Alejandro hablaba con Víctor Arjona Barbosa, otro personaje sin el cual no se entienden estos primeros cincuenta años, y le preguntaba: “¿Cuántos somos licenciado?”. El reporte era dramático pero no llegaba por debajo del límite marcado por la ley: tres socios para los sindicatos patronales. “Adelante”, decía con su proverbial entusiasmo don Alejandro.

Esta es la pregunta que vuelve una y otra vez a lo largo de las últimas cinco décadas “¿Cuántos somos licenciado, cuántos somos?” Los que piensan que la Coparmex es un instrumento de oposición deben detenerse en un pasaje . Eran los años setenta y gobernaba el Estado don Carlos Loret de Mola Mediz. Se creó un clima de tensión muy grave, se asaltaban los comercios, se secuestraban camiones, pintas soeces aparecían aquí y allá, la anarquía dejaba sentir sus nefastos efectos. Presidía la institución el Ing. Alberto Casares Ponce. Se acordó intervenir en apoyo de las autoridades constituidas. Don Alberto reconoció, en un acto de madurez, que el hombre más a propósito para encabezar este esfuerzo era otro empresario socio de la Coaprmex, Raúl Casares G. Cantón. Se convocó a otras organizaciones y se publicó un celebre desplegado en la prensa. El mismo don Carlos Lortet de Mola reconoce en sus memorias que ese movimiento significó un cambio en la trayectoria de los acontecimientos: detuvo la caída que parecía inminente. Pero se defendieron la soberanía y los más elementales principios de la convivencia humana.

El mismo Raúl Casares G. Cantón , ya siendo presidente , en octubre de 1975, dijo: “Nunca se había sentido la necesidad de la unión con tan angustiosa llamada como en nuestros días”.

¿Cuántos somos licenciado, cuántos somos? Ahora son todos los organismos empresariales en torno a la Junta Coordinadora Empresarial. El 7 de noviembre de 1977 Raúl Casares dice: “El principio de la empresa libre está corriendo un riesgo. Lejos de amedrentarnos o empequeñecernos el riesgo debe convertirse en desafío”.

En los años setenta y ochenta se vivían los estragos de un Estado invasor de las actividades productivas, pervertidor del mercado, adverso a la libertad de emprender y propiciador de confrontaciones sociales, con un excesivo gasto público y su consecuencia una inflación que se desbordaba. El mismo 7 de noviembre de 1977 Fernando Ponce García dijo: “La libertad de emprender y de trabajar es una de las importantes libertades que requiere el hombre para cumplir con su vocación de desarrollo”.

Y el 23 de noviembre de 1979 Carlos Gómory Rivas con palabras serenas dijo cosas graves : “Debemos rechazar enérgicamente toda actitud de improvisación y despilfarro. Esto sería una deslealtad, una burla a las esperanzas de tantos compatriotas que esperan de sus dirigentes un trabajo lúcido, eficaz y responsable”. Aquellos eran los años en que íbamos a administrar la abundancia. El petróleo había llegado a 30 dólares el barril, éramos más que ricos; ahora ya se acercó a los 100 y felizmente a nadie se le ocurre reeditar ese ominoso capítulo.

El 4 de marzo de 1982 Adolfo Peniche Pérez dijo con incuestionable sensatez: “El único medio de tener riqueza es primero crearla. Si equivocadamente comenzáramos a distribuir la riqueza sin haberla generado, terminaríamos compartiendo todos la pobreza”. Y terminó su discurso diciendo: “La peor devaluación no es la de la moneda, sino la de la confianza en nosotros mismos, la devaluación de la esperanza”.

La situación se tornó más compleja: su creó un desorden en relación a la política de sueldos y salarios y finalmente, en medio de inflación y su resultado: devaluaciones, se nacionaliza la banca con frases enardecidas como aquella de “¡Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!”.

¿Cuántos somos licenciado, cuántos somos? Pues ya está gran parte de la sociedad que sale a las calles en una marcha memorable: “México en la libertad”.

Consciente del liderazgo que el Centro Empresarial de Mérida había conquistado ya en la comunidad Roger Roche Ancona dijo : “Para poder exigir a la autoridad también tenemos que cumplir con nuestras obligaciones y me refiero a todas ellas, no a una parte de ellas”.

Siendo presidente de la República el Lic. Miguel de la Madrid Hurtado se elevó a rengo constitucional la rectoría económica del Estado, idea que podía resultar contraria a los principios de Coparmex. En una junta en Los Pinos para discutir este punto un empresario yucateco tuvo una participación notable , don Omar G. Díaz y Díaz, quién pidió la palabra y con una claridad meridiana le preguntó al presidente: “ En esto ¿Qué es de usted y qué es lo nuestro?”. La turbación fue tal que se dio por concluida la reunión. Eran años de una inflación que parecía eterna, los precios llegaron a subir un 120% al año.

Luis Aguiar Ayala reiteró en 1986: “Estamos convencidos que la libertad de emprender sacará al país de su postración”.  Nuestro recordado Luis Hernán Bolio Medina en 1988 evocó un principio de la modernidad: “Asi pues debe existir en cada sociedad tanta libertad y participación como sea posible y solo tanta autoridad como sea necesaria”.

“¿Cuántos somos, licenciado, cuántos somos?”, volvemos a preguntar y contestamos con asombro: ya hasta el gobierno dice lo se ha dicho por tantos años. Tras un exitoso plan de choque, se privatizan las empresas públicas, se regula el gasto gubernamental, se realizan modificaciones a la Constitución a favor de la propiedad privada, se reconoce el valor del mercado y se abran las fronteras, la oposición llega al poder y se va dando una nueva cultura laboral. El siguiente presidente del Centro Empresarial , en un arranque pudo haber dicho: “Mare, ya nos hicieron caso, ahora qué hacemos”. Y con esa tónica el Centro Empresarial de Mérida colabora con el gobierno del Lic. Víctor Manzanilla Shaffer para elaborar una de las reformas electorales más avanzadas del país.

Francisco Palma dijo en 1991: “Afortunadamente en México se están abriendo espacios para una mayor participación de los mexicanos, dentro de la corriente modernizadora de la Patria”

Sin embargo poco dura la alegría en casa del pobre, dice nuestro vulgarismo.

El 25 de Marzo de 1995, Alejandro Gómory Rivas dijo: “Que distinto panorama contemplamos hoy del que veíamos hace un año….Era un México ejemplo para el mundo por sus cambios económicos y su apertura…Hoy encontramos otro México , el México de la sobrevivencia”. En 1995 vivieron las empresas y las familias una de las ediciones más crueles de nuestras crisis recurrentes.

Empero el Centro Empresarial de Mérida trabaja con el gobierno del Ing. Federico Granja Ricalde en la elaboración de un ambicioso plan de educación. Leandro Silveira dijo en 1996 : “Para transformar al país hemos de comenzar con el proceso de transformarnos nosotros mismos”, una declaración lucida ante la rudeza de la crisis.

Alejandro Mier y Terán en 1998 habla de la Nueva Cultura Laboral como instrumento para el logro del desarrollo que tanto se reclama en México.

Despertando el siglo XX Yucatán vive una áspera crisis política. Se le ha dado en llamar “El desacato”, porque se pretendió desatender un mandamiento judicial sobre la conformación del órgano electoral del Estado. La postura del Centro Empresarial de Mérida se resume en las palabras de su presidente de aquel entonces , Luis Medina Cantillo, quien cita al escritor español Antonio Muñoz Molina: “Hay quienes no quieren irse nunca y , a veces , se van pronto quienes deberían quedarse. Así es que no es solo que tiendan a quedarse los peores: es que se van volviendo peores por quedarse tanto”. El Centro Empresarial de Mérida resistió con una firmeza excepcional las presiones hasta del gobierno federal del “Cambio”. Los yucatecos hemos visto cada cosa: al triunfo de la revolución maderista don Pancho impuso a Pino Suárez ignorando el triunfo democrático de don Delio Moreno Cantón. Con la alternancia de partidos en el Ejecutivo federal ainitas y vemos algo parecido.

Y vuelve la pregunta ¿Cuántos somos licenciado, cuántos somos? Pues ya se quedaron solos. Se disuelve la Junta Coordinadora, se crea otro organismo y se divide así el empresariado yucateco. El Centro Empresarial de Mérida con determinación le ofrece a todo Yucatán un baluarte en defensa del Estado de Derecho. Otra victoria, otra historia que hace historia. En el 2004 Carlos Canto Ontiveros dice: “ México está experimentando momentos difíciles porque enfrenta el riego de caer en la regresión, en las prácticas que pensábamos estar muy cerca de superar”.

Cierto nos encontramos en un estado indefinido, no somos los mismos pero no hemos acabado de cambiar: se prolongaba peligrosamente nuestra adolescencia. Antonio Walker Olvera , ante un México abierto al mundo, alerta: “Los demás países avanzan, realizan reformas estructurales ..tienen gobiernos más eficientes y han sabido atraer inversiones …nosotros en cambio no hemos sido muy hábiles..”. Palabras claras, muy claras.

Y Sergio Rosado Trujeque nos precisa: “Una de las principales enseñanzas de la alternancia en el poder que vivimos en 2000 es el hecho de que no basta el gobierno de un partido diferente al que nos gobernó para lograr que las cosas que tienen que pasar en México pasen”. Asi sea.

¿Cuántos somos licenciado, cuántos somos? Son ciento cincuenta empresarios que aplauden de pie una brillante intervención del presidente del Centro Empresarial de Mérida. Pasaje que volvió noticia nacional. Más allá de causas y consecuencias. El suceso tiene un gran valor, pocas veces a lo largo de la historia del Yucatán independiente se había visto una manifestación tan nítida de unidad entre los empresarios. Los recelos que evitaban las sociedades reales, que eran frecuentes en todas nuestras épocas parecieron ser sustituidos por franco ánimo de solidaridad. El suceso es inédito desde donde se le vea.

Hace unos días se publicó en el Washintong Post un artículo de Edith Wilson sobre el “Otro México” que representa la ciudad de Mérida, esta beatísima ciudad en que la vida se vive. Este no es mérito de ningún gobierno, a los que no tampoco se les regatea su participación. Hay que volver a la posible etimología de la palabra Mayab, maa : no, ayab , muchos. Los habitantes de esta tierra no eran muchos porque eran los hombres puros de aquella época , por eso el diluvio se detuvo en esta tierra de nuestros abuelos, así llamada del Mayab. Esta es una tierra santa desde tiempos inmemoriales, a lo mejor lo deja de ser cuando dejemos de ser pocos. Señor licenciado Gerardo Gutiérrez Candiani, como uste venir hace, como decimos por acá, terminó pidiéndole que se lleve usted la certeza que el Centro Empresarial de Mérida ocupa un lugar muy distinguido entre las mujeres, los hombres y las instituciones que han sido el honor de Yucatán en los últimos cincuenta años, muchas gracias a todos.