En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vio una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor que al principio la creyò giratoria; luego comprendiò que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba.

El diámetro de la esfera sería de dos o tres centímetros, pero el  espacio cósmico estaba ahí, sin disminución del tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque  la veía desde todos los puntos del universo. Vio el populoso mar, vio el alba y la tarde, vio las muchedumbres de América, vio una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vio un laberinto roto(era Londres) vio   racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vio convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vio las sombras oblicuas de unos helchos en un suelo de un invernadero, vio tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vio todas las hormigas que hay en la tierra, vio un astrolabio persa, vio su  cara y sus vísceras, vio tu cara…. Vio ese objeto secreto y conjetural que los hombres llaman universo. Yo, en un espacio màs amplio, he conocido estos días  Luxemburgo y he visto la vajilla del Castillo de Windsor servida para una cena en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, vi el chocolate que hace levitar en Macondo y hablè largo y tendido con Juan Preciado.

Sè por Edag Allan Poe que el móvil de cualquier crimen es esa región primitiva y salvaje de los hombres y que hay que desconfiar de los “testigos” como de los helenos cuando regalan.. Hace unas noches me contò Sor Juana como murió de una hereje epidemia que azotò el Convento de San Jerònimo y la admirè màs que nunca, la vi humana y no semidivina como la contemplaba a través de sus versos y sus textos inagotables, me hubiera gustado haberle besado la frente, ocurrirà: no pierdo la esperanza. Visitè Vigìa  , la casa de Hemingway en Cuba. Una belleza!! Sentì el sabor de ciertos escargots que comì en el restaurante Julus Vernè en la Torre Eiffel, contemplando un Parìs que padecía de irrealidad por efecto del vino que había tomado. Vi el episodio de la Tour d’ Argent, pero sería indecoroso relatarlo. Vi las fiestas de El Gran Gastby y he repetido las tonadas de los Beatles en las integrales horas de insomnio.

Estuve en casa de Gertrude Stein y asistì a la caída del último elemento de la pintura clásica: la perspectiva , logrado por un asiduo a esa casa: Pablo Picasso. Oi el justo momento en que don Juan le preguntò a la estatua : “¿De quien es el entierro?”, para entender la respuesta: “El tuyo”. Asi es, nadie està muerto aunque haya encierro !! . Todas las mañanas canto con mi amada Hofra Haza “Jai, Jai ¡¡¡”(vivo, vivo) y despuès “Bella Ciao”. He sabido que la libertad no es una condición física , sino del alma.  Sè que no estoy encerrado sino libre y a salvo.Y ya sè que no volveremos a ser los mismos, seremos mejores.