En el año de 1935 se fundó una agencia del Banco Nacional de Crédito Agrícola. Se crearon 48 sociedades de crédito agrícola ejidal, con 15,364 socios, dotándolas de cerca de 300 mil hectáreas cultivadas de henequén y 450 mil hectáreas incultas. En agosto de 1937 el presidente Cárdenas, con gran parte de su gabinete, se hizo presente en Yucatán expropiando 100 hectáreas de henequén destinadas  a beneficiar a 247 sociedades de crédito apoyadas financieramente por el flamante Banco Nacional de Crédito Ejidal. Fue un escándalo público. Estas expropiaciones afectaron a más de 500 hacendados propietarios de  583 haciendas, con más de 160 mil hectáreas sembradas de henequén. Las haciendas pudieron conservar la pequeña propiedad: 150 hectáreas cultivadas y 150 incultas, condenando a la producción a perder las economías de escala. El tiempo mostró los estragos: para 1942 los pequeños propietarios solo participaban con el 25% de la producción. Los precios de las propiedades rústicas y urbanas se venían para abajo. Se había asestado el segundo golpe contra la industria henequenera, el primero había sido el subir los precios en el mercado internacional. Octavio Paz vivió un tiempo en Mérida en 1937 y aquí escribió un gran poema: Entre la Piedra y la Flor. Su visión fue clara: del control de los intermediarios y los hacendados, los campesinos pasaron al control de los burócratas, a menudo corruptos.