El Evangelio según San Mateo es el que nos habla de unos magos provenientes de oriente que visitan a Jesús tras su nacimiento. Las fuentes no bíblicas hacen su aportación: en la antigua Persia existía una casta sagrada de magos. La voz magoi nos conduce a los sacerdotes de los Medos, cuyo jefe era llamado Rab-Mag, según las propias Sagradas Escrituras. Epoca hubo en que la casta sagrada de los magos ocupaban el trono, de ahí que se unieran las dos voces: magos y reyes. Aunque la caída de los magos del poder en Persia se llamó magophonia la influencia de este poderoso grupo no dejó de ser considerable.
Se ha sostenido que la tradición italiana consagró la leyenda de los Reyes Magos como hoy la conocemos. Se dice que la primera vez que surge la historia de los reyes magos como tal es en la iglesia de San Apolinar Nuevo, en Revena, Italia. El templo está decorado con mosaicos del siglo VI que representan una procesión conducida por tres personajes vestidos a la moda persa. Ahí mismo aparecen los nombres: Melchior, Gaspar y Balthassar. Finalmente se ha consagrado la idea de que estos personajes provenían de todo el mundo conocido: Africa, Asia y Europa. Otra leyenda cuenta que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena y posteriormente trasladados a Colonia, donde hoy reposan con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia.
Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia que se ha convertido, junto con Roma y Santiago de Compostela, en uno de los grandes centros de peregrinación. Pero existen discrepancias: hay quienes hablan de solo dos magos, otros sostienen la presencia de un cuarto y la versión que durante una época fue muy difundida mantiene que se trataba de doce personajes. Los nombres como se les conoce actualmente a los Reyes Magos parecen equivaler en griego a Apellicon, Amerín y Damascón, y en hebreo a Magalath, Galgath y Serakin, la versión del cuarto rey le atribuye por nombre Artabán.
Finalmente estos magos buscaban al rey de los judíos a quien le llevaron obsequios, costumbre muy oriental. Se asegura que los presentes eran: oro, incienso y mirra. A los tres se les ha dado distintos significados y simbolismos. El caso es que el rey Herodes, celoso de su condición, enterado que fue de la presencia de los viajeros y de su propósito tomó una atrevida resolución: mandar a matar a todos los niños menores de dos años, pues cualquiera de ellos venía a disputarle el poder. Este pasaje abunda en notables, y si se me permite, fascinantes hipótesis; la más interesante es la que esgrime que de Persia a Belén se necesitaban más de doce meses de travesía, de ahí que los magos, conducidos por un comenta o una estrella, hayan tardado algo de tiempo en su peregrinación, y por eso el virulento Herodes no quiso correr riesgos: mandó a eliminar a todos los niños con un par de años de haber nacido. Lo cierto es que los magos, tras su visita, se retiraron sin despedirse del rey criminal.
El significado de los Reyes Magos es cautivador: Jesús trae la Buena Nueva a todos los hombres y los de buena voluntad sabrán ir a su encuentro. La tradición popular le atribuye a los Reyes Magos la vigilancia del comportamiento de los niños durante el año para que el seis de enero reciban sus regalos. Ya hemos dicho que este papel se lo ha secuestrado el Santa Claus, aunque queda claro que a los reyes les corresponde naturalmente. Claro que de España nos ha llegado la costumbre de comer la Rosca de Reyes que encuentra su antecedente en el brioch francés. El brioch es un tipo de pan duro en su corteza pero suave, batido y con huevo en su interior, con mejor sabor y acabado que el pan cotidiano. Ya en España el brioch se enriqueció, se transformó en un pan dulce con frutas cristalizadas y otros ingredientes. A nosotros nos ha llegado la costumbre de la Rosca de Reyes estilo México que no es muy afortunada. Yo prefiero hacer chuk mi chocolate- servido como debe de ser, en “taza bola”- con la deliciosa versión de rosca brioch que nos ofrece una pastelería local, mientras contemplo el misterio, la riqueza y lo encantador de los primeros días de la vida de aquel hombre que yo conozco como Jesús.
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