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Esquina del Monifato

Todos los nombres de las esquinas de Mérida emergen en el fascinante territorio que se crea entre la leyenda y la historia. El caso de “El Monifato” tiene una relevancia especial. La presunta estatua de donde proviene el nombre se hizo en tiempos de La Colonia en honor de Fernando VII. “El Deseado” y “El Rey Felón”, fueron los motes con que se le llamó a Fernando VII quien sustituyó a su padre Carlos IV en 1808. Por eso durante los últimos años del período colonial fue el rey de España. Pues resulta que a este rey de la dinastía Borbón le levantaron una estatua que se ubicó en El Paseo de las Bonitas.

La leyenda cuenta que los artesanos encargados de la obra eran amigos de la independencia y no veían bien a la realeza española. Así fue como a la estatua le pusieron ciertos rasgos de mono o, para no incurrir en mayores discusiones, diremos que de primate. Fernando VII, hijo también de María Luisa de Parma, tenía, según los expertos, los inconfundibles rasgos de un Borbón y esos no aparecen en la presunta estatua con la que se le honraba. Fernando VII ha sido uno de los monarcas españoles peor tratados a lo largo de la historia de España, al menos desde el siglo X. Si en España se le llamó “El Felón” en Yucatán bien pudo llamársele “El Monifato”.

“El Motín de Aranjuez” se denomina a la conspiración de la cual resultó que un hijo destronara a su propio padre. Pero los franceses ya habían ocupado España. Napoleón invitó al flamante Fernando VII a entrevistarse con él en Bayona, los depuestos reyes también fueron llevados a Francia lo mismo que su favorito, Godoy. Empero el 2 de mayo de 1808 estalla en Madrid lo que se ha dado en llamar “La Guerra de Independencia Española”, antecesora de la de México. Napoleón enterado de la insurgencia española obligó a Fernando a renunciar a favor de su padre quien ya había cedido sus derechos al emperador francés quien a su vez se los traspasó a su hermano José. A estos sucesos se les conoce como “Las Abdicaciones de Bayona”. Napoleón escribiría más tarde pasajes que exhibieron el servilismo de Fernando quien reconoció a José Bonaparte y le solicitaba al corso una mujer para matrimonio. Las descripciones de Napoleón bien pueden resumirse en el nombre que se le dio a su estatua en Mérida.

La insurgencia de México fue un capítulo de la Guerra de Independencia de España. Quizás llevaba ya las aspiraciones de libertad, pero formalmente era una adhesión al controvertido Fernando VII quien finalmente fue restituido en su trono. Pero los mexicanos ya no querían ser parte del gobierno de su Majestad Católica. Se supone que una turba enardecida arrancó la presunta estatua de “El Deseado” de su sitial en El Paseo de las Bonitas y la arrastró como muestra de repudio. El rostro de primate se averió severamente y la nariz se destrozó. Surgen algunas dudas: ¿ Algún tiempo estuvo Fernando VII expuesto con cara de “papión sagrado” en una azotea? Quizás: hoy la presunta estatua del Rey Felón se encuentra en el Museo de la Ciudad. Es posible que posteriormente se diera una sustitución para honrar a la esquina de El Monifato. Algo nos queda claro: los yucatecos somos muy respetuosos: ni en los momentos más álgidos de hispanofobia se le ha ocurrido a alguien restaurar la presunta estatua a Fernando VII, llamarla con el nombre con el que se le condenó a la posteridad y colocarla en alguna avenida. Ciertamente El Monifato que hoy vemos no nos evoca al monarca español ni la Independencia Nacional, aunque debiera hacerlo aun con la carga mítica de esta historia.

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