Casa-de-montejo-indios

Mérida fue fundada el 6 de enero de 1542 por Francisco de Montejo y León, El Mozo, sobre lo que había sido el pueblo maya de Iccaanzihó, o conocida también como Tho.  La funda ión se logra tras quince años de lucha contra los mayas que habitaban esta tierra, está gesta tan dilatada va a determinar la historia de la ciudad. Se le llamó Mérida por “los muchos edificios de cal y canto tan bien labrados y con muchas molduras” que encontraron los españoles en la ciudad maya y que les evocaron la Mérida de España. La Émerita Augusta se levanta en memoria del César romano Augusto en los tiempos en que España era parte de la Romania. Los griegos tenían todo un ritual para fundar las ciudades, las polis, y de ellos  los romanos lo adoptaron. López de Cogolludo nos refiere el auto de Rodrigo Álvarez, escribano de juzgado: “Que por cuanto el ilustre Señor D. Francisco de Montejo, Adelantado, gobernador y justicia mayor en estas provincias de Yucatán y Cozumel, con sus poderes le había enviado a ella, así a las conquistar y pacificar, como a poblarlas de cristianos y fundar las ciudades y villas y lugares, que al servicio de Dios y su Majestad viese que convenía… por una instrucción suya, firmada de su nombre, poblada y edificada una ciudad de 100 vecinos, a la cual fundaba a honor y reverencia de Nuestra Señora de Reencarnación, y la dicha ciudad le daba nombre a la tal ciudad de Mérida , que nuestro señor guarde para su santo servicio por largos tiempos…”. Dicho lo anterior y publicado el auto, con los pregones y los clarines de rigor, se procedió al nombramiento de dos alcaldes ordinarios y doce regidores, que debieron haber sido electos, sin embargo se dispensó ese democrático procedimiento: Montejo los nombró personalmente. La ciudad se ubicó en un emplazamiento estratégico: en las inmediaciones de tres de las cinco pirámides de Ichanzihó: Baklumchan, al sur; la que sería el cerro de San Antonio-entre Mejorada y San Cristóbal- y la del cerro de San Benito, ambas al oriente. Así nos lo dice Hernando Muñoz Zapata en una de sus probanzas: “..después de examinar el distrito , este capitán (Montejo) quedó convencido de que la misma Thó se hallaba situaba ventajosamente para ser una ciudad española. No solo se hallaba cerca de las grandes concentraciones de población indígena, sino que las ruinas de los antiguos edificios proporcionaban fortificaciones formidables , como también materiales para la construcción de los edificios españoles”. ”. Ichaansihó es como decir “lugar de los cinco cerros” y según se ha establecido esta ciudad maya era una de las cuatro más importantes de entre los 1600 sitios arqueológicos encontrados en el estado de Yucatán; los otros tres eran: Chichén Itzá, Izamal y Uxmal.

Así pues el señor emperador don Carlos, mandó decir : “…y cuando hagan la planta del lugar, repártanlo por sus plazas, calles, y solares a cordel y regla, comenzando desde la plaza mayor, y sacando desde ella las calles a las puertas y caminos principales, dejando tanto compás abierto, que aunque la población vaya en gran crecimiento, se pueda proseguir y dilatar en la misma forma ”.

La traza primigenia de la ciudad la hicieron Francisco de Montejo y Gaspar Pacheco, primer alcalde. La traza original respondía a la que se deba desde los tiempos de Roma y que es conocida como “campamento reticular” y que se daba a partir de los ejes rectores llamados “cardus y decumanus”. El planteamiento original incluía 25 manzanas para que habitaran alrededor de 100 personas. El 29 de diciembre de 1542 , once meses después de la fundación formal, Montejo presentó el plano al Cabildo señalando los nombres de los solares de los fundadores, dividiendo las manzanas en cuatro y reservando las aledañas a la Plaza de Armas: para la Catedral, la del oriente; para el Palacio de Gobernadores, el Cabildo, la Cárcel Pública y la Alhóndiga, la del norte; y para Montejo, padre, la del sur. La manzana del poniente no pudo ser ocupada porque en ella se encontraba una de las tres grandes pirámides de la ciudad. La construcción de la nueva ciudad sobre los vestigios de la antigua Thó queda clara en el relato de 1548 de Fran Lorenzo de Bienvenida: “…En estos edificios tomamos sitio los frayles para Casa de San Francisco, lo que avía de la cultura de demonios, justo es que sea templo donde se sirva a Dios ; y el primero sacramento que sea puesto en la tierra es allí, que por nuestros pecados no lo hay en otra parte”. Fray Alonso Ponce dice en 1588: “…Nuestro convento esta pegado con la mesma ciudad , puesto sobre un Ku o Mul antiguo, y aun edificada parte de él sobre los mesmos edificios viejos de los indios antiguos”. Fray Antonio de Ciudad Real dice en 1588: “..En otro barrio, no lejos del convento, están tres kues o mules en que se solían ofrecer sacrificios aa los ídolos, y agora hay puesta una cruz en cada uno; sin estos hay otros pequeños, y en medio de la ciudad hay uno muy grande y alto del cual han sacado casi toda la piedra con que se han hecho casas del pueblo, y cada día van sacando , que todos estos mules so hechos de enchimiento a mano , y admira mucho considerar de donde se pudo recoger tanta piedra y que haya habido tanta gente en aquella provincia que bastase a hacer tantos cerros y labrar tantos edificios como en ella hay”. Es posible que la traza original pretendiera respetar los antiguos caminos mayas . Existían dos en particular: Chakán-Cehpech,  norte-sur; y hacia Ah kin Chel , oriente, justo en el cruce de las calles 62 y 63, a partir de ellos se hicieron las calles paralelas. Sin embargo el eje de la ciudad de encontró en el cruce de las calles 61 y 60, donde se encuentra el kilómetro “cero” del Estado.