José Salazar Ilarregui

 

Observando las dificultades para el desarrollo de la industria local en el siglo XIX, se dijo de los yucatecos:

“Su principal obstáculo es la falta de espíritu de empresa o de asociación, lo cual hace fatigosos los esfuerzos individuales cuando no los nulifica. Mientras la falta de asociación sea el carácter dominante de la mayoría, toca al gobierno promover, fomentar y dar estímulo a la industria por medio de subvenciones, recompensas, primas o exposiciones “(Rodulfo G. Cantón citado por Víctor Suárez Molina).

El mismo comisario imperial, José Salazar Ilarregui, escribió: “Los domina el egoísmo y que se pintan más pobres de lo que son, quejándose continuamente”.

Y el ministro de Maximiliano, Lic. José Fernando Ramírez, dijo: “…desde México oigo repetir a todos los yucatecos sin excepción de persona que son sumamente pobres, aun cuando la noticia no venga a cuento. Parece un programa congénito de ellos…Es gente sumamente mercantil y positiva”.

Es preciso considerar que los españoles no encontraron minas, ni tierras pródigas, ni ríos, solo laja. Dos fuentes de ingresos muy importantes, no como únicas pero si como significativas, prevalecieron  a lo largo de la Colonia: el contrabando y la encomienda, ambas requerían ser envueltas con los vagos argumentos de la pobreza y también fomentaban el individualismo.