Por: Gonzalo Navarrete Muñoz

Don Martín de Palomar, alcalde de Mérida de Yucatán, pretendía la fundación de un colegio jesuita en esta ciudad. Así fue como en 1605 logró traer a los primeros maestros de la Compañía de Jesús. Pero sus afanes no se vieron alcanzados sino hasta 1618 en que abrió sus puertas el Colegio de Mérida. Tres años después el papa Gregorio XV , a petición de Su Majestad Católica, autorizó que ciertos colegios jesuitas en Las Indias se convirtieran en universidades y otorgaran títulos de bachiller, licenciado, maestro y doctor. Las universidades podrían abrirse bajo una condición : que distaran doscientas millas de una universidad pública. En 1624 abrió sus puertas, con grandes y solemnes festejos,  la Universidad de Mérida , siendo la segunda más antigua del hemisferio norte del continente , solo superada por la Universidad de México que fue abierta en 1553 . El Colegio de Mérida se había establecido en un terreno donado por don Martín de Palomar en lo que hoy es la calle 60 en las inmediaciones del actual Teatro Peón Contreras. Ciertamente la construcción era muy precaria pero se fue transformando al paso del tiempo. El rector de la nueva universidad fue el padre Diego de Acebedo. En la traducción de las cédulas que nos presenta Rafael Patrón Sartì nunca se habla del Colegio de San Francisco Javier como fue conocida la universidad y el colegio que le antecedió. De suyo  se sostiene que cuando fue erigida la universidad se escogió  como patrona a Santa Catalina. Aunque todo en momento se habla del Colegio de Mérida y la Universidad de Mérida.  Abierta la universidad se inscribieron treinta y siete alumnos , como era también propicia para el estudio de los clérigos, la matrícula incluía a seis sacerdotes , tres diáconos y dos subdiáconos . Las materias  para las cuales se entregaban títulos , eran: artes –que era una suerte de humanidades-y teología. En 1711 se funda el seminario de San Pedro en el local donde hoy se encuentra el edificio de la UADY. Esto pudo lograrse gracias al donativo de don Gaspar Guemes. Años después , tras la expulsión  de los jesuitas cerró sus puertas este seminario y se dio paso a la apertura del Seminario Tridentino  de San Ildefonso y Nuestra Señora del Rosario. Cerrada la Universidad de Mérida se abrió el Callejón del Cabo Piña hoy conocido como Callejón del Congreso, ahí  se conserva un edificio de aquella época: la Sala de Generales que es una suerte de auditorio donde estuvo por años El Congreso del Estado. Es una pena que este edificio emblemático y la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, del sigo XVI, que se encuentra dentro de un estacionamiento en la calle 61,  no tengan un uso cotidiano y no puedan ser visitados por los turistas. Ciertamente entre la Universidad de Mérida y nuestra universidad actual no hay una línea continua . A partir de la fundación del Instituto Literario de Yucatán si existe una continuidad. Pero habremos de reconocer que nuestra actual universidad tiene una ascendencia que se remonta a cerca de cuatrocientos años.