LA PERESTROIKA Y LA GLÁSNOT DEL 2014
Toda reforma , desde hace siglos, se desenvuelve en dos campos fundamentales: la política y la economía. Hay un liberalismo político y uno económico. La gran reforma de Gorbachov tuvo dos divisiones claras: la Perestroika- reforma económica- y la Glásnot-reforma política-; Salinas de Gortari hizo algo semejante en su sexenio: impulsó la participación de los partidos de oposición, a menudo con forcejeos, y desarrolló un programa de reformas políticas de gran trascendencia algunas veces con intensas negociaciones políticas. La propuesta económica del actual régimen federal fue nítida. El trabajo político para darle el marco jurídico, y la solvencia política, se reveló de gran talento. Falta realizar una detallada investigación sobre este trabajo. Sin embargo algo se ha trabado. El tiempo se ha dejado venir y las tasas de crecimiento son insuficientes, angustiantes. La situación microeconómica es deprimente. Prevalece la perplejidad, pasa previo al desaliento. Aunque los mexicanos tenemos una capacidad extraordinaria para resistir.
El planteamiento fue claro: las reservas petroleras existentes en los mares, profundos y no tanto, y en general en el negocio del petróleo se le dará participación al capital extranjero. El planteamiento de López Obrador suena atractivo: ¿Porqué darles a los extranjeros nuestra riqueza? La respuesta no es menos sólida: de nada sirve el petróleo en el fondo del mar: el negocio se va acabar y no tendremos oportunidad de sacar algún beneficio de él. Brasil en eso tiene toda la razón: Lula sacó a 30 millones de pobres al implementar con talento una reforma como la que se ha propuesto. Si políticamente todo está ya casi listo, económicamente no se nota.
Si los acuerdos con los capitales internacionales ya estuvieran listos ya se hubiera emprendido una medida económica “puente” que dinamice la economía . Pero por el contrario: hay que hacer ajustes hacia abajo en las predicciones de crecimiento, que fueron tan altas en los últimos meses de la administración de Felipe Calderón. Hay poca duda: el estratega, el ideólogo del actual régimen es Carlos Salinas de Gortari. Quizás él mismo fue el autor intelectual del retorno del PRI. Salinas en el proceso de privatización en su sexenio de más de 2000 empresas públicas engañó hasta el Lucero de la Mañana, y posiblemente haya sido el único presidente en nuestra historia que les hizo una faena a los norteamericanos. México fue para los mexicanos. Pago muy caro su osadía. Esto no niega las negras sombras que cubren su administración. Ahora quizás haya una situación similar: no se quiere entregar todo al capital extranjero, tanto más cuando existe el “Factor Slim”. Lo cierto es que el PRI, por primera vez en décadas, demuestra tener mejores políticos que economistas.