Hace unos días se suscitó una interesante polémica en las páginas del Diario en relación a la fundación de los boys scout en Yucatán. Para hablar con precisión habría que decir que la polémica empezó con un primer artículo de nuestro director intitulado: “El general que vino de fuera”, en el cual se abordaban algunos aspectos de la actuación de Salvador Alvarado al frente del gobierno de Yucatán. Este primer artículo despertó distintas opiniones.
Los boys scouts yucatecos reconocen como fecha de fundación de su agrupación la del decreto emitido por Salvador Alvarado: 10 de julio de 1914. Sin embargo algunos veteranos nos están de acuerdo y sostienen que ya había escultismo en Yucatán con anterioridad a la llegada de Alvarado, quien ciertamente se entusiasma con el movimiento y lo introduce a la estructura educativa del estado, situando sus oficinas en el edificio del Instituto Literario de San Ildefonso, donde hoy se encuentra la Universidad de Yucatán.
Alvarado, procediendo como suelen hacerlo ciertos gobernantes, en su Informe Emitido al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, que comprendía su gestión del 19 de marzo de 1915 al 28 de febrero de 1917, dice: “…Decreté la creación del Instituto de los Boy Scouts, dependiente del Departamento de Educación Pública”. Un párrafo similar escribió el señor Alvarado en el informe de su gestión en el año de 1918, emitido ante el Congreso del Estado. En el Archivo General del Estado , en el Fondo Poder Ejecutivo, caja 529, se puede encontrar la Ley de Educación Primaria que dice en relación a los Boys Scouts: “…es una institución eminentemente educativa, toda vez que puede ser considerada como la escuela que recoge conocimientos, fortaleciendo el cuerpo y el carácter, despertando la iniciativa y desarrollando la solidaridad en plena naturaleza, que es el lugar de los hechos concretos, de la observación y de las experiencias…” Por esos días se presentó un folleto titulado “La Flor de Lis y el henequén”, basado en unos artículos escritos en 1971 por el Sr. Juan Francisco Peón Ancona, que hacen referencia a unas publicaciones en el Órgano Oficial de la Cámara Agrícola de Yucatán, posteriormente reproducidos en la Revista de Yucatán en 1914 y 1915. Desafortunadamente no se precisan las citas documentales con fechas o números. En medio de todo el texto, integrante de la Colección de Papeles Escultas, nos brinda una referencia valiosa: el 5 de febrero de 1914 los scouts escenificaron un simulacro de incendio en una choza de palma previamente rociada de gasolina. El siniestro, expresamente provocado, fue sofocado con una cadena humana que llevaba de mano en mano las cubetas de agua. Estos datos le fueron proporcionados a don Juan Francisco Peón Ancona por don Ignacio Moreno Encalada que fue, posteriormente, a quien comisionó Alvarado como jefe del Cuerpo de Boys Scouts en Yucatán. Aunque también se reconoce como uno de los pioneros del escultismo en el estado a don Alejandro Aguilar Rosas.
El señor Peón Ancona decidió escribir un artículo-que se dividió en dos ediciones- en el cual, entre otras inexactitudes, emitió unas declaraciones interesantes: “Y es que la historia no solo se escribe con base en documentos y demás papeles…..Entonces es cuando entra la historia testimonial, o la oral…”. El curso más elemental de Metodología de la Investigación platea que un trabajo historiográfico serio requiere de un marco de referencia con citas exactas de los documentos, textos y pruebas que lo constituyen. No sin cierta sensación de malestar se tienen que observar los lamentables desenlaces de estas tesis. El señor Peón Ancona afirmó en la primera parte de su artículo que : “El ingeniero Juan Gabriel Molina Font, mucho antes de Alvarado, fue el primero en traer de Inglaterra, donde estudiaba , la primera Cartilla Scout , oficial, del recién fundado Movimiento Sacout, por Baden Powell, en 1901”. Días después el señor José Peniche Solís le aclara que sus aseveraciones no pueden ser ciertas pues “el movimiento de los Boys Scouts no nació en realidad sino hasta 1907 con la publicación del “Scouting for Boys” o “Escultismo para Muchachos”. La observación hecha por el señor Peniche Solís es la que aparece en cualquier libro de la historia de los boy scouts: fueron fundados por Baden Powell en 1907. ¿Cómo se puede sostener que ya habían boys scouts en Yucatán antes de que los fundara Baden Powell en Inglaterra? Don Enrique Zenil coautor del libro “La Flor de Lis: Entre vientos y tormentas”, cuya ficha técnica puede consultar el lector en la página de Internet www.historiascout.com.mx, escribió al respecto de estos comentarios: “He estado leyendo los atrevidos comentarios de varios improvisados y eso es muy divertido y apasionante”. El libro de don Enrique describe el inicio del los Scouts en México en 1913 en el Colegio Alemán y también el inicio en Mérida en 1914, haciendo referencia a documentos valiosos como los cables cruzados entre las dos ciudades.