La moda en Mérida en las dos primeras décadas del siglo XX

TELAS, VESTIDOS, TIENDAS Y MODA EN MÉRIDA YUCATÁN

A principios del siglo XX los hombres y las mujeres usaban sombreros. Las mujeres solían usar sombreros complicados: de ala ancha, con lienzos de tales, con flores, y, en no pocas ocasiones, con pedrería auténtica. La moda femenina era realmente elaborada, los vestidos, o los materiales para confeccionarlos, solían llegar de París: blusas de seda bordadas, encajes, cuellos, telas bordadas, cintas, moños, etc; otro tanto se podía decir de las sombrillas que eran indispensables para salir a la calle; Y de los corsets, la pasamanería, los brocados, las medias, ligueros y otros piezas de la complicada ropa interior que se usaba en aquella época. Los abanicos eran parte del atuendo y llegaban de distintos estilos y materiales. Los señores rehuían de trajes completos para salir a la calle y de acuerdo con la ocasión era el traje, el sombrero incluido. Uno era el estilo usado para el trabajo, otro para los eventos de la mañana, otro más para los de la noche y distinto era el atuendo que ser requería para los duelos y las ceremonias oficiales. Inclusive había quien en su casas usaba sacos de alpaca o de lino. Los sastres reconocidos ofrecían confeccionar trajes al estilo «europeo» o «americano». Para estos efectos el célebre Salón Inglés ofrecía: cortes de casimir para pantalón; casimir azul, vareado; casimir negro, vareado; camisetas de crepet, blancas y de color; camisetas de punto de media; calcetines negros calados y bordados; calzoncillos de bramante de lino, blanco o de colores tómese en cuenta que la ropa interior llegaba hasta los tobillos y las camisetas eran de manga larga, por otro lado era común confeccionarlos y no comprarlos hechos, camisas blancas o de colores; tirantes de seda o de algodón; relojes, leontinas pues no se habían empezado a usar los relojes de pulsera, cortaplumas, botonaduras, quitasoles, cuellos, puños, boquillas para cigarros, ligas para calcetines, corbatas y los indispensables bastones que se usaban por elegancia más que por necesidad. Los almacenes Primavera ofrecían: medias hilo de Escocia, negros y de color; bordados blancos de oán; plinés de seda en arandelas; cortes de crespón bordados para trajes de baile; rebozos de tela de todos colores; abrigos de paño paras señoras y niñas; juegos de manteles y servilletas de fino lino; wardilf de puro lino para sábanas; telas blancas de puro hilo; tafetalinas de seda; damascos de seda y algodón; cortinas de punto de encaje legítimo de Chantilly y portiers de damasco.

Asimismo, los yucatecos compraban carteras, cigarreras, fosforeras y tabaqueras de piel de Rusia. Sacos de seda, chalecos de piqué y de fantasía para caballeros se vendían en las casas acreditadas. Los sombreros se usaban de acuerdo con la clase social, el evento y quizás un tanto por la edad, y solían ser de tres tipos: fieltro, carrete y pajilla; aunque desde luego estaban los «hongos», tipo inglés, y las chisteras -sombrero negro y alto que se usaba para las solemnidades. El calzado podía ser nacional, francés, austriaco, americano o español. Las marcas reconocidas eran: Friedman Shoes entro otras. Se usaban botines, borceguís zapatos polainas. Frente al Parque Hidalgo existía una tienda con un nombre revelador: Au París Charmant, en ella podía encontrarse, entre otras cosas, una amplia variedad de abrigos par los niños.

El acreditado almacén. Au Paradise des Dames, ubicado en la calle 59 Num. 501 con teléfono número 40, vendía con éxito una buena colección de adornos para el peinado, refajos de Liberty Plegados, abrigos de paño para señoras y niñas, zapatos Murdome legítimos franceses, flores artificiales, corsets, fajas, camisones de finísimo lino, gran cantidad de listones, sombreros para señoritas, sombrero para niñas, artículos de fantasía, inmensa cantidad de abanicos finos y corrientes, vestidos para baile y soiree, todo esto con la ℅ de madame Cervera. Los caballeros solían acudir a la Gran Camisería de Isidoro Valdés, en la calle 65 No. 476. M. Pinelo M., Sucs. S. en C. vendía telas de fantasía: tissú, charmuse, estaminas listadas, muselina búlgaré, fou lard cenefa, muselina bordada con franja, nipis cordelito, muselina nouvote y muchas más.

Un almacén de ropa que empezó a cobrar auge en esta época fue la Bella Turca de don Nasif Isaac. El tocador de Ninón, de Delfín G Cantón vendía con éxito flores artificiales sachets que supuestamente tenían el perfume natural de las flores; la variedad incluía rosas abiertas, rosas botón, violetas, etc; Hight Life de Fernando Rendón vendía corbatas, camisas, cuellos, puños, tirantes, ligas, calcetines, fluses de casimir americano, camisetas, calzoncillos, bastones, dentales, carteras y gemelos finos; eran my demandados los cuellos duros Arrow y las ligas Boston; y para las damas brindaba: colorete y pintura para las cejas. El Nuevo Surtidor de Miguel Navarrete Solís vendía significativamente para damas los modelos Goochi y Cinderella y para caballeros los Bostonianos. Los hombres preferían los sobremos Borsalino y po rol tanto, los almacenes que los tenían los anunciaban aclarando que en cualquier caso eran «legítimos». Eran considerados como muy elegantes los sweaters de seda que vendía doña marcia Tappan. Egurrola, en la call 59 No 534, vendía trajes de la marca The Stein Bloch and Co., de New York. La Reina, en la calle 58 No. 507, vendía fluses de casimir y de palm beach. Por su parte Cervera Ibarra y Cía. ofrecía vestidos par teatro, vestidos par calle y bailes, salidas de teatros, vestidos de etamina, pieles, ropa interior de seda y algodón y pabellones para hamacas. Zapatillas doradas o plateadas se podían conseguir en Pinelo’s House, en los portales de la ex pescadería, ahí se podía encontrar lo «más chic» G. Campos H., vendía zapatillas en charol, castor, glacé, en colores negro, atabacado, gris y campaña, con tacón estilo Luis XV o militar. La joyería París ofrecía medallas y alhajas para mestizas.

Las telas cominos en los años veinte eran: el terciopelo sellado, charmeus, burato francés, radium, georgette, batista de algodón, cinta francesa, telas de toalla, velo afelpado y rehilado, creptelinas de lana, céfiros de cuadros, telas de algodón «Ponge Plaza» y franelas de algodón; camiseta pura lana, camiseta tropical francesa, camiseta pura lana inglesa y camisetas de punto. Mantones de manila y manteles podían adquirirse en la Gardenia, de don Francisco Rukos. Era muy común para los trajes d elos caballeros el Dril No. 100 que se podía adquirir en la Exposición, de Vicente Álvarez, asimismo, existían las variedades de Dril Ruso Superior y Dril Jipi de Lino y Algodón. En La Exposición se podían encontrar 5,000 pares de zapatillas con los últimos estilos de la moda newyorkina, Queen Quality. La actriz de cine europeo Georgina Pisman recomendaba consultar los figurines franceses París Elegant y la Femme Chic para comprobar que las zapatillas de moda eran de puntas cortas y redondas, sin lazos, sin tiritas y sin chaquiras. Este tipo de zapatillas se podían encontrar en Pinelo’s House. Aunque soía decirse que el mejor surtido de zapatos de charol estaba en El Chic.

En aquellos años eran cominos los abrigos de pura lana con cuello de piel y las «boas legítimas». Así como en el Salón de la Moda se podía adquirir cotón azul y ahí mismo se podía aprovechar la oferta de una caja de pañuelos de batista de algodón bordados a $1.50. Las medias solían ser «carne, crema, negras y blancas», sino de mucha demanda el calzado americano de la fábrica The Satisfactory. El Pasaje vendía suéteres, abrigos, mantas crudas y blancas, chales, rebozos, «ropa hecha», calzoncillos largos y cortos, camisas con y sin cuellos. en los años veinte El paje no sólo vendía artículos religiosos sino que tenía todo un departamento de ropa y modas. El Sombrero de Pajilla tenía pajillas a $7, Borsalinos a $18 y sombreros para mestizos a $8. en los años veinte ya se distinguía en el mercado el almacén El Cielo de Germán Salazar.

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