Una de las primeras fábricas que hubo en Yucatán fue de pólvora. “La Constancia Yucateca”, fábrica de pólvora, fue inaugurada el 15 de agosto de 1845 en la famosa hacienda San Pedro Chucuaxim propiedad del obispo José María Guerra a quien los sublevados indígenas le dijeron: “¿Dónde estaba tu Dios cuando nos mataban y explotaban?”.

Para hacer pólvora en aquella época se utilizaban tres materias primas: azufre, salitre y carbón, solo la primera se importaba, las otras dos se obtenían localmente. El salitre lo preparaban en la planta y el carbón lo obtenían del árbol llamado chacaj. Sin embargo el salitre empezó a dar problemas por lo cual hubo que recurrir al gobierno para que otorgara permisos para importar esa materia prima. Un ingeniero italiano fue el promotor de esta fábrica: Santiago Nigra de San Martín  quien reunió a empresarios y hacendados para reunir los 18 000 pesos que se requerían. Los accionistas fueron además del propio Nigra: Juan Miguel de Castro, Miguel Barbachano, José Tiburcio López, Manuel Joaquín Pasos, Darío Galera, Rejón e Hijo, Bernardina Guillermo, Manuel Galera, Isabel Zavala, María Josefa Bolio, Juan José Martínez, Bernardo Barbosa, Martín Peraza y Nicolás de la Cámara, entre otros. La fábrica se constituyó con maquinaria traída de Nueva York, para instalarla vino un señor Francisco Allard, técnico de la casa Dupont de Filadelfia.  En aquel tiempo la maquinaria se movía con fuerza animal. La fábrica pasó, después de un tiempo, a manos de los hermanos Eduardo y Joaquín González Gutiérrez. Esta fábrica siguió trabajando hasta el siglo XX. Posteriormente nació la empresa de la familia Seijo que dura hasta nuestros días.