Esta imagen corresponde a una noche del año de 1916 en el Peón Contreras. El teatro Peón Contreras tiene ya cerca de cien años de haberse construido y, hasta la fecha, sigue siendo el mejor teatro de la ciudad, ningún otro le disputa su condición, ya no digamos del señorío, lo cual sería difícil, sino de amplitud y comodidad. Es una joya de la ciudad, que asombra por igual a propios y extraños, y por eso el solo hecho de visitarlo es ya motivo de satisfacción. Ahora no deja de ser un indicador el hecho de que no se haya construido otro edificio, que aun teniendo características distintas, pudiera superar al Peón Contreras. Esta situación es más o menos común en México: los edificios del porfiriato prevalecen más como un signo de época que como un signo del país. Por otro lado es innegable que la revolución se ocupó más de la infraestructura en la forma de carreteras y puertos que en la elevación de edificios esplendorosos.
