EL LLAMADO DE LA TRIBU
Por Gonzalo Navarrete Muñoz
Para enfrentar todo el mundo que le era desconocido el hombre se conformó en tribus, propias de su naturaleza gregaria. Los embates de la naturaleza, la alimentación, los infortunios, los enemigos, los espíritus malignos y las fuerzas oscuras se encaraban desde la tribu. Así fue: el hombre privilegió la tribu a la libertad individual. En Grecia, donde nace la democracia, tenemos el origen de esas ideas en Platón y sus esbozos sobre la protección a la “República” y también sobre el líder , el conductor del pueblo. En un proceso largo y complejo el hombre cambió: descubrió el pensamiento racional y su vínculo con la individualidad en la sociedad. Comprendió que necesitaba la libertad aunque fuera exigente y la necesitaba para prosperar. Algunos pensaron que la última gran polémica entre la libertad y la sumisión se libró en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial: el fascismo contra la democracia. Se intuye que Karl Popper, y él mismo Mario Vargas Llosa, tengan razón al afirmar que esta lucha se da dentro del espíritu de los propios hombres. Octavio Paz dijo en alguna ocasión: el misterio es la libertad no Dios. Lo cierto es que la historia es un relato de repeticiones. Por mucho tiempo existió el gran debate entre el libre albedrío y la determinación Divina. La idea de que los católicos son educados para escuchar sermones de los iluminados y no para leer la Biblia y pensar parece ser incompetente en este debate. Días antes de la votación sobre el Brexit en Gran Bretaña Boris Johnson , primer ministro, dijo en la televisión que con los impuestos de los británicos subsidiaban las corridas de toros en España. Los británicos, tan sensibles al dolor de los animales, se escandalizaron. Johnson sabía que estaba mintiendo pero hizo un “llamado a la tribu” y esta respondió. Esto ocurrió en el país que reinventó la democracia en occidente: influyó en la Revolución Francesa y en todas las independencias de América, incluyendo la de Estados Unidos. Estamos hablando del país que hizo la Revolución Industrial . Y estamos hablando de un proyecto político, la Unión Europea, que aspira a cancelar una larga historia de miles de años de guerras en Europa. Pero la tribu no solo tolera sino que pareciera necesitar la mentira como una evocación de la magia, como una forma de esperanza. Hay lideres que han hecho ese hallazgo: llamar a la tribu, apelando a lo más primitivo de los hombres. Sus gritos son en varios tonos pero el principio prevalece: el fin justifica la mentira y el fin suele ser el poder. Bien observó Albert Camus que cuando la política y la moral se separan se da paso a la catástrofe , la inseguridad económica y la decadencia absoluta. Sin prescindir de una máxima histórica: el pueblo que empieza perdonando errores termina soportando horrores. Nada hay nada más inmoral que estar sosteniendo mentiras que llevan al dolor de un pueblo. Esta es nuestra era, “la era de la post verdad”, y contra ella hay que luchar.
El nombre de este texto está tomado del libro de Mario Vargas Llosa que analiza el pensamiento de algunos filósofos liberales.