Este aceite era muy utilizado en el alumbrado doméstico y también para efectos medicinales. Su producción era totalmente rudimentaria, se tostaba la semilla y se molía, posteriormente se tiraba en agua hirviendo y el aceite que flotaba se iba recogiendo. Posteriormente se mejoraron los procedimientos de extracción, clarificación y refinación. La demanda del aceite era considerable por un motivo fundamental: la iluminación con ese aceite era más barata que la de las velas. El gran productor de aceite de higerilla fue Braulio A. Méndez y estaba situado en Izamal. Posteriormente ahí mismo se estableció al casa B. López y Hno., SA, que tuvo una gran producción. En el siglo XIX, y aun en las primeras décadas del siglo XX, estábamos más vinculados al campo, inclusive por las agroindustrias, de ahí que  de ninguna manera todas las operaciones las controlara la ciudad de Mérida.