En la Hacienda San Ildefonso Teya, del siglo XVII, se estableció un restaurante de cocina yucateca. La recuperación de la hacienda y la fundación del restaurante fueron obras de un hombre notable: Don Jorge Cárdenas Gutiérrez. Ahora el restaurante es atendido por dos de sus hijas: Carolina y Verónica Cárdenas Sosa. Verónica es famosa porque se ha distinguido en todo lo que ha hecho en su vida: estudiante laureada, magnífica profesionista, hija amorosa que ha cuidado de sus padres, madre dedicada y de gran eficiencia, esposa de primera donde las hay, empresaria exitosa y amiga solidaria. Si alguna mujer merece un premio que la eleve al nivel de ejemplo esa sería Verónica Cárdenas Sosa.  En el restaurante se nota su mano: el menú delicioso de la cocina yucateca valdría poco sino se mantuviera permanentemente. Teya es una certeza de calidad. Es legendaria su Sopa de Lima, como casi míticos son sus Lomitos de Valladolid. Sin embargo para mi el plato más consumado es el Relleno Negro, no solo por lo virtuoso del recado sino por algún otro secreto que lo hace excelso. Tengo para mi que el kol-la salsa- se reviste con algo de empella que le confiere esa placidez tan cautivadora. Los papadzules también son espléndidos  asi como los chiles xkat  rellenos de cazón. El cazón puede no ser el mejor relleno. Quizás lo más afortunado sería la jaiba, como se acostumbra en Campeche. Todo el menú de Teya es exquisito. El restaurante reivindica la cocina yucateca clásica. Y logra más: cautiva a los jóvenes yucatecos que cada día se van alejando más de nuestras recetas. Por la belleza de los espacios coloniales de la hacienda, por lo cuidado del menú y por su ya bien ganada tradición Teya puede ser El Restaurante de Yucatán. Pero nada puede llegarle a un cierto flan logrado con ingredientes secretos : llega al nivel de la perfección. Teya tuvo por mucho tiempo un gesto de acierto: obsequiaba ciertos licores de naranja, mandarina o naranja agria, todos deliciosos. Los restauranteros del siglo XVIII recomendaba obsequiar algo a sus clientes: nadie sale hablando mal de un restaurante que obsequia algo. Pero se debe decir: Teya regala delicias y un ambiente muy nuestro y muy atractivo. Es un emblema de Yucatán, no cabe duda.