PATRICIO NAVARRETE CASTILLA

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Esta semana quisiera dedicar mi colaboración a una etapa en mi vida que fue muy importante y por eso a dar las gracias a unas personas que significaron mucho en mi transición como estudiante de preparatoria; que me han formado durante este tiempo y que han logrado convertirme en lo que soy ahora. Término una etapa y empiezo otra y no quiero irme sin voltear atrás a estos años que significaron tanto para mi, odiados y queridos pero siempre formadores. Quiero dedicárselo a todos los maestros que me he topado en mis años como bachiller. Muchos recuerdos tengo: algunos amargos y otros muy felices. Quiero reconocer que las enseñanzas de esos años me han servido mucho en mi vida, que cada de mis maestro con su forma de enseñar ha marcado algo en mi vida, unos más que otros. Esas personas con infinitas ganas de seguir formando jóvenes que luego se convertirán en hombres son personajes que jamás voy a olvidar y ojalá así como yo voy a recordarlos espero que varios de ellos van a recordarme . Admiro sus incansables ganas de batallar día con día, de enseñar y formar a ,en mi casó a un joven que tenía otro tipo de inquietudes e intereses más que ir a la escuela.

La escuela en la cual estudié desde mi primaria hasta mi preparatoria, y ahora mi universidad, ha sido siempre la de los Maristas, al principio fuí por la tradición de mi familia, luego fue por decisión propi. Hoy me siento feliz de que haya sido así . Admiro la vocación docente de hacer entender temas a 30 jóvenes, en un salón, en 7 horas al día . Puedo decir que mi escuela se volvió mi casa y mis compañeros de clase mi familia y que me formó el carácter para poder salir a la vida real.

Muchos de mis maestros se volvieron mis amigos muy cercanos , me apoyaron siempre que se los pedía y por desgracia siempre era por algún problemita. Otros montaban casi un show para poder captar la atención de sus alumnos y poder lograr sus propósitos, pero lo que más agradezco es su vocación infinita para educar. Recordaré muchas frases que me han acompañado: «¿Navarrete donde está su cinturón ? (Lo cual fue diario en mi primer año ). «Navarrete cierre esa camisa que no estamos en las Regatas». «Navarrete su pelo» «Navarrete sus calcetines» y muchas más las cuales las me hacen reír, pero me enseñaron esos pequeños inmensos detalles: estar fajado, peinado y con calcetines.

En mi paso por la preparatoria los años fueron cambiando muy rápido y mi forma de pensar igual, y eso es otra de las cosas que tengo que agradecer. Aprendí mucho de algunas eminencias de mi escuela, y estoy orgulloso de que me hayan dado clase antes . Maestros de distintas materias, en distintos años, y distintas épocas de mi juventud, me consideraron como sus hijo adoptivo. Hoy quiero decirles que pueden sentirse tranquilos: aprendí mucho de sus clases y aunque no lo crean escuché mucho de sus consejos y no quiero irme sin voltear atrás y darle las gracias. Ellos ya deben saberlo: un alumno nunca olvida a un maestro.