Tomado del Diario de Yucatán

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Tres cuerpos y un alma, tres cantos y una voz

1925

Carlos R. Menéndez logra que le devuelvan la planta de imprenta de que fue despojado en septiembre de 1924 y se dispone por sexta vez a abrir un periódico. Se repite entonces, como copia en papel carbón, el caso de 1912.
Repudiada por la sociedad, en vista del criterio gobiernista impuesto por las manos extrañas en que cayó, continuaba la publicación de «La Revista de Mérida», incautada a su legítimo director y propietario en 1911, cuando Menéndez se propuso regresar al periodismo en 1912. Como ya dijimos en esta cronología, tuvo que buscar otro nombre para el periódico que abrió el 7 de abril de 1912: «La Revista de Yucatán».
En 1925, aunque moribunda, circulaba todavía «La Revista de Yucatán», desamparada por el público debido al criterio oficialista que le comunicaron las manos extrañas en que cayó después que fue arrebata por la fuerza en 1924 a su director y legítimo propietario. Menéndez, como en 1912, tiene que buscar otro nombre para el periódico que se propone sacar a la luz.
31 de mayo: a la edad de 53 años, Carlos R. Menéndez funda el «Diario de Yucatán» y publica su primer número. La empresa editorial es la misma, la Compañía Tipográfica Yucateca. El presidente del Consejo de Administración es ahora Arturo Ponce Cámara.
De no haber mediado, en circunstancias gemelas, las incautaciones de 1911 y 1925, el periódico hubiera nacido con el nombre que tendría hasta hoy, en el año 2000: «La Revista de Mérida».
Como en el caso de sus ilustres antecesoras, el éxito del Diario es inmediato: desde el primer número conquista el aplauso y el favor del público.
El 28 de mayo de 1928, el profesor Bartolomé García Correa, presidente de la Liga Central de Resistencia y futuro gobernador, publica una carta en que dice:, «El DIARIO DE YUCATAN es, en nuestro concepto, el más alto exponente de las publicaciones de su índole, en la República y aún en las demás naciones de habla hispana, por la oportunidad de sus informaciones y su copioso servicio radiotelegráfico, así como lo interesante de su material, científico, sociológico y literario».
Imbuido del prestigio y la popularidad que le heredan «La Revista de Mérida y «La Revista de Yucatán», el Diario emprende, con las armas de la información y sus editoriales, la defensa, cada día más ardua y peligrosa, de los mismos ideales que orientaron a sus dos antecesoras: por la Verdad, por la Justicia y por la Patria. No tardaría en estallar la crisis.

1931

Octubre: antes de que el Diario cumpla siete años de vida, el gobernador García Correa decreta la desaparición del periódico y lo ataca con una serie de actos bochornosos y salvajes que impiden su circulación.
En parques y plazas, en calles y mercados, esbirros del socialismo gobernante arrebatan el Diario a los hombres, mujeres y niños que lo leen. Arden en los cruzamientos urbanos las hogueras de ejemplares arrebatados a los voceadores. Se prohíbe su lectura a los burócratas y a los miembros del Partido Socialista del Sureste. Se incautan las valijas que transportan los valores y las noticias. Se interfiere con amenazas la tarea de los reporteros y se les cierran las puertas de la información oficial. Aquí, en Mérida, y allá en las grandes y pequeñas poblaciones del interior del Estado.
La fuerza pública invade las oficinas del periódico y establece una vigilancia constante de la redacción y los talleres. Nadie puede entrar a comprar el periódico. Hay que burlar la vigilancia para sacarlo a la calle.
El asedio salvaje se prolonga durante seis días.
16 de octubre: estrangulada su circulación; desamparado por el Gobierno Federal del presidente Pascual Ortiz Rubio, títere del jefe máximo Plutarco Elías Calles, que pone oídos sordos a las constantes denuncias y angustiosas solicitudes de garantías; abandonado a la brutalidad del gobierno de Correa, invadido por huestes enemigas, Diario de Yucatán sucumbe con gloria y con honor.
Por destierro, cárcel o incautación, Menéndez se ve privado por séptima vez de su periódico, de sus bienes, de sus instrumentos de trabajo.
Se expide orden de aprehensión contra Menéndez, sus hijos y principales colaboradores. Don Carlos está en la ciudad de México, encabezando su defensa ante las autoridades federales. El jefe de la Policía Judicial, licenciado Alberto Trueba Urbina, veinte años después gobernador de Campeche, detiene y conduce personalmente a la penitenciaría, donde los encarcela, a Rubén, Mario y Antonio Menéndez Romero, hijos de don Carlos y su segunda esposa, doña Flora Romero Rodríguez. Su hijo licenciado Abel consigue ponerse a salvo y emprende la batalla legal ante la Suprema Corte de Justicia.
¿Quién, desafiando al déspota y sus sicarios, está con los hijos de don Carlos cuando son detenidos? Don Arturo Ponce Cámara.

1932 – 33

Es fama que García Correa visita al secretario de la Guerra, general Calles, para reportarle que al fin ha logrado el viejo anhelo revolucionario y socialista de matar al Diario de Yucatán.
–Y Menéndez, ¿dónde está Menéndez? ¿Está muerto? –pregunta el Ave Negra de la Revolución al cacique provinciano, y éste le responde que no ha podido privar de la vida al periodista.
–Pues no has hecho nada –recrimina Calles al dipsómano desgobernador yucateco.
Mientras tanto, entre otras gestiones, Menéndez pide audiencia diez veces al ministro Calles, consciente de que el ex presidente y Jefe Máximo es la autoridad suprema de la nación.
Diez veces se presenta Menéndez en las oficinas del Ministro. Diez veces se niega Calles a recibirlo.
17 meses dura la campaña vigorosa y tenaz para la reaparición del Diario, que hacen suya la prensa nacional y los principales periódicos del continente.
En Mérida, el gobierno del Estado comienza a publicar un periódico oficial: «El Diario del Sureste».

1933

12 de marzo: amparado por la Suprema Corte de Justicia, que dicta brillante ejecutoria en pro de la libertad de expresión, reaparece Diario de Yucatán en nuevo edificio, de arquitectura neoclásica maya, construido en el predio 521 de la calle 60, entre 67 y 65 –donde funciona hasta hoy– y Menéndez retorna a la palestra de la prensa en compañía de sus hijos Rubén, Abel, Mario, Antonio y Salvador.
Desde entonces, sorteando incidentes y agresiones, muchos graves, pero que no impiden su publicación, el periódico circula ininterrumpidamente hasta enero de 1959, no obstante la hostilidad de la mayoría de los gobernadores del Estado en ese lapso.
Menéndez había inaugurado en 1945 su cuarta rotativa Dúplex, unitubular, la primera que salía de la fábrica después de la segunda guerra mundial. Tiraba 35,000 ejemplares de 20 páginas en una hora.
En la década de los 50 trae los últimos linotipos fabricados por la Mergenthaler en su planta de Brooklyn, Nueva York: los Cometas, que puede operar un linotipista o ser manejado con una cinta, dotada de una clave que una mecanógrafa perfora en ingeniosa máquina, la «teletypesetter». Un mecanismo ajusta el tamaño de las líneas a las medidas del periódico.
La Duplex unitubular, los Cometas y la planta eléctrica propia ponen fin a la época de los tiros que terminaban al mediodía y permiten que el periódico, cerrada su última página a las cuatro de la mañana, esté en la calle a las seis.
75 aniversario – Diario de Yucatán1950
31 de mayo: en un editorial de primera página, titulado «Bodas de Plata», a la edad de 78 años, Carlos R. Menéndez dice:, «El domingo treinta y uno de mayo de mil novecientos veinte y cinco, vio la luz pública la primera edición de DIARIO DE YUCATAN. Cumple hoy, pues, un cuarto de siglo de vida, continuación, puede decirse, de los trabajos que iniciamos en ‘La Revista de Mérida’ en mil ochocientos noventa y que proseguimos en mil novecientos doce en ‘La Revista de Yucatán’.
«…la buena fe… ha presidido nuestros actos, inspirados en la augusta trilogía DE LA VERDAD, DE LA JUSTICIA Y DE LA PATRIA…
«En esta invariable ruta rectilínea continuaremos, superándonos infatigablemente, un día y otro día, mientras palpite nuestro corazón, hasta alcanzar las cimas que ambicionamos: la más alta, la más noble, la más augusta, la más luminosa, para plantar en ella, a toda asta, la sacrosanta Bandera tricolor de una Patria respetada en el Concierto de las verdaderas Democracias: libre de caciques ignorantes y atrabiliarios y de cacicazgos odiosos; exenta de farsantes disfrazados de redentores; de asaltantes impúdicos e insaciables del Tesoro del Pueblo Mexicano, con caretas de hombres de bien, y de audaces y fatídicos liberticidas que violan todas las leyes y todos los derechos en nombre de la Justicia y de la Libertad».
El epílogo del editorial de las Bodas de Plata retrata a los enemigos de ayer, de hoy, de siempre, de «La Revista de Mérida», «La Revista de Yucatán» y Diario de Yucatán.
2 de junio: llega a Mérida, en visita oficial, el presidente Miguel Alemán Valdés y el Diario lo recibe con célebre editorial que ocupa todo el centro de la primera página: «Señor Presidente: !ESTA ES LA VERDAD».
Escrito por Rubén y Abel Menéndez Romero, subgerente y subdirector del periódico, el editorial es una denuncia de la corrupción que impera en la administración oficial del henequén y habría de conducir a la principal industria del Estado, después del oneroso experimento de Cordemex, a la postración y el colapso final de que hemos sido testigos en la década final del siglo XX.
El editorial es también una voz que clama para que se redima a Yucatán de «un cacicazgo carcomido por todas las lacras y maculado por todos los estigmas».

1953

21 de mayo: turbas organizadas y protegidas por los dirigentes locales del partido oficial atacan el edificio del Diario por la mañana, lo ponen en estado de sitio hasta horas de la tarde, destruyen con fuego, en la Plaza Grande, una de las camionetas del periódico e incendian una de las dos puertas principales en un esfuerzo por penetrar con propósitos destructivos en nuestros talleres y oficinas.
Se entabla enconada lucha entre atacantes y defensores mientras la policía permanece ausente a pesar de las reiteradas solicitudes de garantías que el Diario hace al gobernador Tomás Marentes Miranda.
Marentes se declara incapaz de otorgar al periódico la protección que le pide y solicita a la 32a. Zona Militar la intervención del ejército, pero su comandante, el general Otero Pablos, le hace caso omiso y la tropa destacada en la Plaza Grande es inmóvil espectadora de los desmanes y las agresiones.
En el ataque al periódico culmina el proyecto político de desestabilizar al Estado para provocar la caída de Marentes, que nunca perteneció al clan yucateco del PRI y fue acosado por éste con creciente oposición.
18 de junio: 28 días después del ataque al periódico, Marentes pidió licencia para separarse de la gubernatura y fue reemplazado, como interino, por el profesor Víctor Mena Palomo.

1959

19 de enero: por primera vez en sus 33 años de vida, el periódico es cerrado por las banderas rojinegras de una huelga. Una huelga ilegal, auspiciada por intereses inconfesables que, ocultos detrás de voraces dirigentes obreros, buscan maniatar a la dirección del Diario con el control de importantes puestos de confianza, inclusive la jefatura de redacción. Depurado el personal y adiestrado durante forzosa suspensión de dos meses, Menéndez, acompañado ahora no sólo de sus hijos sino también de sus nietos, reanuda la publicación del periódico el 22 de marzo.

1961

12 de diciembre: a la seis de la tarde, a la edad de 89 años, Carlos R. Menéndez deja de existir en su residencia del Paseo de Montejo, número 495, primera cuadra.
Era el decano de los periodistas mexicanos: 72 años en el ejercicio de su profesión, iniciado en 1889, en Progreso.
Decano también de los directores de periódicos: 55 años, desde que asumió en 1906 la dirección de «La Revista de Mérida».
La nota necrológica, escrita por el subdirector, su hijo Abel, dice:, «Vida extraordinaria la suya, consagrada por entero al Trabajo y a la Cultura, nadie podrá negarle estos atributos esenciales de su vigorosa personalidad, como tampoco su entrañable amor a Yucatán, su culto insobornable a la Libertad y su devoción constante a las nobles causas de la Verdad y de la Justicia, en defensa de los oprimidos y de los humildes».
Poeta laureado, historiador de renombre internacional, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, puso su persona y la trinidad de sus periódicos al servicio de las letras, la historia y la defensa del idioma español.
En su testamento, dado, a la edad de 87 años, el 11 de agosto de 1958, dice:, «…las acciones de la Compañía Tipográfica Yucateca, S.A., en la que está estrechamente vinculado el porvenir de nuestra larga familia… se las lego a mis cinco hijos varones, porque a ellos, a su fecunda y recia labor, inteligente y honestísima, se debe la prosperidad de DIARIO DE YUCATAN…
«Deseo que al desaparecer yo, Rubén sea nombrado Gerente General de la Compañía; Abel, Director del DIARIO y Subgerente de la Compañía; Mario, Subdirector del periódico, y mi nieto Carlos, Redactor en Jefe…
«No he considerado necesario que estas disposiciones sean autorizadas por Notario Público, porque tengo absoluta confianza en la honorabilidad de mis hijos, pues dudar de ellos sería tanto como dudar de mí mismo, que he hecho de la honradez el culto de toda mi vida».
En cumplimiento de la voluntad de su padre y con el beneplácito de sus hermanos, don Abel asume la dirección del periódico.

1965

27 de junio: Rubén, hijo mayor de don Carlos y doña Flora, respetado jefe de la familia Menéndez Romero, deja de existir en su residencia de la Avenida Colón, a consecuencia de un padecimiento cardíaco. Tenía 61 años de edad.
Don Abel continúa como director y asume, además, la gerencia general.

1967

12 de junio: el subdirector del periódico, don Mario, vende sus acciones de la Compañía a sus hermanos y a la viuda de don Rubén, doña Mercedes Castro Cámara, y con sus hijos se desliga del Diario.
12 de julio: el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, anuncia la decisión sin precedente de suspender todas las obras federales en Yucatán, a fin de que la nación cubra las deudas internacionales por la introducción del servicio de agua potable en Mérida y otras poblaciones de Yucatán, que los yucatecos –dice– se niegan a pagar con las tarifas.
Sorprendido, como la gran mayoría de los yucatecos, por el anuncio ofensivo del Lic. Díaz Ordaz, el Diario responde al Presidente con un editorial de primera página, en defensa del honor de Yucatán. El periódico inicia enseguida una campaña de investigación apoyada en editoriales de primera página, descubre un fraude de vastas proporciones y detona una crisis política que genera en el pueblo yucateco un sentimiento general de fuerte descontento contra la Federación, el gobierno del Estado y su cómplice de costumbre, la Legislatura local, integrada exclusivamente por diputados del PRI.
Septiembre: el Partido Acción Nacional se suma a la lucha contra el fraude del agua potable, la enarbola como bandera de la campaña política por la presidencia municipal de Mérida y ofrece, si conquista la alcaldía, gestionar la abolición de las altas, onerosas e ilegales tarifas del agua.
El Diario, que había dejado de informar en varias décadas de las campañas política locales, porque consideraba que las elecciones eran una farsa, cubre con reportajes, en la segunda página, la campaña del candidato del PAN a la alcaldía, Víctor Manuel Correa Rachó.
Noviembre: en copiosa votación, Correa Rachó gana con margen de tres a uno las elecciones; el Diario publica las cifras de la victoria panista y exige respeto a la voluntad popular; las autoridades electorales reconocen el triunfo y Correa Rachó se convierte en el primer candidato de la oposición que llega a la alcaldía de Mérida en el siglo XX.
28 de diciembre: en casa de doña Mercedes, don Abel Menéndez Romero compra a sus hermanos y la viuda de don Rubén todas las acciones de la Compañía Tipográfica Yucateca y se convierte en propietario único de Diario de Yucatán.
Don Abel, casado con doña María Navarrete Ruz, conserva el cargo de director general y acuerda con sus hijos, a modo de homenaje a don Mario Menéndez Romero, dejar vacante por tiempo indefinido la subdirección del periódico.

1968 – 197O

La Federación, el gobierno del Estado y el Congreso local, apoyados por los sindicatos, controlados por el PRI, desatan una guerra sin cuartel, económica y política, contra el Ayuntamiento meridano. La guerra culmina en la madrugada del 12 de junio de 1969 con la toma de la Policía de Mérida, dependiente de la Comuna, por la policía estatal apoyada en soldados de la Zona Militar.
Ante una de las mayores concentraciones humanas del siglo en la Plaza Grande –colmada de pared a pared, de la Catedral al Palacio Municipal, por gente que responde a la convocatoria de una protesta por la toma de la policía–, el alcalde Correa Rachó anuncia desde el balcón central del recinto edilicio su candidatura a gobernador del Estado en las elecciones de noviembre de ese año.
La intervención noticiosa y editorial del Diario, tanto en defensa de las autoridades elegidas por el pueblo como en defensa de la verdad, la justicia, la democracia y el respeto a la ley, ocasionan continuos enfrentamientos de este periódico con el partido oficial y las autoridades de la Federación y el Estado, que cancelan toda su publicidad en el Diario y le declaran un boicot informativo.
Alfonso Martínez Domínguez, presidente del PRI, amenaza a Yucatán en la Casa del Pueblo (abril de 1969) con convertirlo en una isla, con aislarlo del país, si vota por el PAN, y luego exige a los representantes del comercio y la industria, reunidos en la ex hacienda Chenkú, que suspendan también toda su publicidad en este periódico.
Las empresas del transporte, sometidas al PRI, se niegan a llevar el periódico al interior del Estado. A finales de la campaña, policías vestidos de civil, apostados alrededor de nuestro edificio, comienzan a incautar una edición del Diario, a quemarla en la Plaza Grande, en los parques, en los cruzamientos, pero la intervención de la Zona Militar, exigida directamente desde nuestra Redacción al secretario de la Defensa Gral. Marcelino García Barragán, en una llamada telefónica a su casa de la ciudad de México, pone fin al atropello y permite la libre circulación de nuestros ejemplares.
Al día siguiente de aquel gigantesco fraude electoral, que arrebató una victoria abrumadora de cuatro a uno al candidato de la oposición, la tirada de este periódico alcanza la cifra sin precedente de más de 80,000 ejemplares.

1973

7 de abril de 1973: por disposición del director general, el jefe de redacción, Carlos R. Menéndez Navarrete, asume la subdirección y la gerencia general del periódico y su hermano Ing. Alberto Rubén, la subgerencia. Se ratifica como cajero general a Manuel Ramiro Menéndez Navarrte.
D. Abel publicó en primera plana:, «Por acuerdo del Consejo de Administración de la Cía. Tipográfica Yucateca, S.A., editora de este diario, de fecha 3 de abril en curso, el actual subgerente y jefe de redacción don Carlos Menéndez Navarrete ha sido designado subdirector y gerente general para suplir las ausencias del titular Lic. don Abel Menéndez Romero.
«Anteriormente, la Asamblea General Ordinaria de Accionistas de la empresa, celebrada el 30 de marzo último, determinó nombrar nuevo subgerente administrador al Ing. don Alberto Rubén Menéndez Navarrete, quien tomó posesión ayer.
«Fue ratificado en su cargo de cajero general don Manuel R. Menéndez Navarrete».

1975

31 de mayo: el Diario cumple 50 años. En el editorial de la media centuria –lo reproducimos en esta misma edición junto con el texto del mencionado editorial de las bodas de plata–, Abel Menéndez Romero, testigo de la fundación en 1925, expone la unidad intelectual de los tres periódicos de su padre y, después de «rendir parias a la memoria inmarcesible del fundador», envía «un mensaje de aliento y estímulo a quienes hoy nos ayudan a conducir la nave por la ruta trazada hace medio siglo por el Nauta que le dio impulso y señaló el Norte.
«Pronto habremos de dejar el timón de mando –concluye don Abel– en esa manos que han venido a robustecer con nueva savia las raíces semiseculares del viejo tronco patriarcal, trasfundiéndole generosos efluvios de primavera».
El aniversario pone en marcha un plan maestro de renovación que, sin tocarle el alma, transformaría el cuerpo del periódico en las décadas de los años 80 y 90.

1978

12 de diciembre: en cumplimiento de una fase inicial del plan maestro, don Abel jubila a los últimos linotipos –incluyendo un modelo 14, testigo también de la fundación del periódico–, completa la conversión de nuestros talleres, iniciada en 1975, al sistema «offset» y, acompañado del señor Arzobispo, Mons. Manuel Castro Ruiz, inaugura la nueva rotativa Goss.

1986

3 de febrero: fallece don Abel Menéndez Romero, a los 81 años de edad, 25 de director y más de 60 de periodista, y asume la dirección su hijo Carlos, de acuerdo con la línea sucesoria marcada por el fundador en su testamento.
La nota necrológica de don Abel termina con este párrafo:, «No nos despedimos. Su ejemplo de periodista independiente y veraz, digno e insobornable, se queda en esta casa que sigue siendo suya. Bendiga la Divina Providencia nuestro afán por seguir sus huellas con la lealtad y el respeto, la admiración y el amor con que él, Abel Menéndez Romero, siguió todos los días, en cada edición, los pasos de su padre, el fundador de DIARIO DE YUCATAN».

1986–2000

Frente a un poder político declinante que busca fuera de la ley, porque dentro no la encuentra, la manera de proteger sus viejos fueros del avance de la democracia, avance todo lo retrasado que se quiera, pero incontenible ahora, el personal directivo del Diario ha procurado en los tres últimos lustros seguir con lealtad el ejemplo de sus antecesores en la defensa de la verdad, la justicia y la Patria.
Corresponde a la comunidad yucateca contemporánea, testigo presencial de nuestro esfuerzo, medir y calificar el éxito que hayamos alcanzado en esta tarea que, de acuerdo con el calendario, cumple hoy 75 primaveras, pero tiene en realidad más de cien años, pues arranca en los 1880, cuando el gobierno del Estado nos empieza a perseguir porque nuestro director en aquel entonces, don Jose Vidal Castillo, desde el puente de mando de «La Revista de Mérida», se alza contra el poder público para defender la libertad de expresión, como recordamos al principio de esta cronología sobre la trinidad periodística –tres cuerpos y un solo espíritu, tres cantos y una sola voz– de Carlos Ricardo Menéndez González, el hombre del siglo en Yucatán.– C.R.M.N.