Estas vistas de La Casa del Pueblo nos muestran la lealtad que se ha mantenido hacia el diseño original. Este edificio es uno de los exponentes, quizás el más elocuente, del estilo neomaya, lo que le da un singular valor en el mapa urbano, a lo que contribuye, desde luego, su carga histórica. En la actualidad no parece ser muy funcional como oficinas. Quizás, lo mas afortunado, sería volverlo museo, biblioteca y teatro, usos que ha tenido a lo largo de su historia. Así se aprovecharía más y cumpliría el destino para el cual fue creado.
En las inmediaciones del emplazamiento en que se levantó La Casa del Pueblo se encontraban las oficinas del Partido Socialista del Sureste, que pasó a ocupar el edificio recién levantado. Parece ser que la estatua que preside el patio central de La Casa del Pueblo no contribuye a apreciar el conjunto que resulta soberbio.