Don Gonzalo Camara Zavala, el Sr. Rendon Ponce, junto a Felipe don Felipe G Canton y en la foto aparece don Rogelio. V Suarez, yerno de don Olegario.

Siempre se ha sostenido que Felipe Carrillo Puerto murió por razones políticas. Esto no es exacto. Carrillo abandonó la plaza para ir a casarse con Alma Reed. Pudo el gobernador yucateco haberle hecho frente a Ricárdez Broca y vencerlo, pero prefirió ir en busca del amor. A pesar de esto se ha sostenido que fue víctima de una conspiración urdida por personajes locales. Algunos nombres parecen forzados, como el de don Felipe G. Cantón quien fue amigo personal de Felipe, existe una fotografía de varios empresarios importantes con el gobernador en casa de G. Cantón; y a esa mansión del parque Hidalgo llegó Alma Reed en su primera visita. Otros nombres aparecen con más lógica: don Fernando Ponce Cámara fue suegro de don Mario Ancona Cirerol a quien se le atribuye la trama para dañar la embarcación en que huían Felipe y sus acompañantes. Un señor Rosado, que vivió en El Cuyo hasta los ochentas, decía haber participado en las maniobras por cuenta del señor Ancona Cirerol. Pero lo cierto es que don Mario nunca tuvo una buena relación con su suegro don Fernando Ponce Cámara. Es más, siempre estuvieron enfrentados. El descubrimiento reciente de un diario de Alma Reed abre un camino nuevo, oscuro todavía pero sorprendente. En este diario aparece una suerte de confesión: Roberto Haberman, personaje que se encargaba de las ventas del henequén a los Estados Unidos, mantenía una relación amorosa con Alma, al punto de que tuvo que salir de un hotel ante la llegada de Felipe. La teoría se forma sola: Haberman, con el patrocinio de otros personajes norteamericanos que recelaban de Felipe por su relación con la Unión Soviética, propició los amores de Alma con Carrillo Puerto. Quizás la idea original no era acabar con su vida sino sacarlo del escenario político y controlarlo. Así pues la conspiración contra Felipe fue de carácter internacional y no local. Felipe tenía una presencia nacional y tuvo relaciones a nivel internacional. En otro momento el asunto del precio del henequén se discutió en el Congreso Norteamericano. La hipótesis tiene varias objeciones:  Alma Reed fue amiga, como se sabe, del gobierno de Álvaro Obregón y vino a Yucatán a realizar una serie de entrevistas a Thompson, el saqueador, cercano amigo de Felipe quien le hizo la carretera hasta Chichén Itzá. Aparentemente no vino en busca de Carrillo Puerto. Y en los eventos subsecuentes no se va encontrar ni un solo indicio de una conducta que nos hable de una mujer que conspiró contra su prometido. Realmente falta mucho por investigar sobre este pasaje. Uno de los problemas es la vocación latinoamericana de hacer de la historia actos de fe. Lo que parece incontrovertible es que la embarcación fue dañada con el deliberado propósito de tomar prisionero a Felipe. Falta estudiar quien dio la orden y como se benefició de ella.