Canadá recibió en 2021 a 401 mil inmigrantes, en 2022 este número se superó: entraron más de 431 mil nuevos residentes. Desde luego, se esperan incrementos en los próximos años. Al mismo tiempo las políticas de población han dado resultado y los nuevos nacimientos han bajado la edad promedio de los canadienses. Pero las cosas se complican: los altos niveles de demanda de vivienda han elevado los precios. Un metro cuadrado puede estar costando  entre 1178 y 4861 dólares estadounidenses , es decir : entre 22 782 y 94 000 pesos mexicanos. Una vivienda promedio puede costar entre 1.1 hasta 4.7 millones de pesos. Esto ha dado lugar a que el gobierno del señor Justin Trudeau prohíba a los inmigrantes comprar casas , al menos hasta que sean ciudadanos.  La medida se sostiene en que quien compra una casa compra un pedazo de la ciudad y demanda una serie de servicios que pueden complicar a la  administración pública en muchos sentidos y pueden trastornar la vida de las ciudades. El incremento de los precios por la demanda también se vuelve un problema social : se torna muy difícil comprar una vivienda para los ciudadanos. Este incremento en los precios se refleja en las rentas que pueden elevarse considerablemente. Todos estos fenómenos se han dado en Mérida en los últimos años. La medida del gobierno del señor Trudeau , en cuanto pretender regular el mercado, puede contradecir las ideas de Locke quien sostenía que la función del Estado es proteger el derecho a la propiedad   porque en la medida que lo haga protege la libertad. Viéndolo así todo mercado  es un ámbito  de libertad. John Maynard Keynes, que para muchos es el padre de la economía moderna, se burlaba un poco de Adam Smith cuando decía que los peores motivos de los hombres – la ambición de dinero y de poder- generan prosperidad en la sociedad, creando fuentes de empleo y mercados que con su  competencia favorecen a los consumidores. Al final Keynes tuvo que aceptar a regañadientes  el planteamiento de Smith. Jorge Semprum , comunista español, dijo en el año de 1986 : algo de lo más simpático de las ultimas décadas es que los países liberales están buscando fórmulas para regular los mercados y las sociedades revolucionarias que abolieron el mercado están buscando como reintroducirlo.   Sin embargo  el Frankenstein que ve en el mercado inmobiliario el gobierno de Canadá no se puede negar, como no se puede negar que el Estado, o las ciudades, pueden crear  mecanismos para proteger a los ciudadanos de ese monstruo que se genera con el disparo de la demanda , y la especulación, en el mercado inmobiliario.