1. El  empresario creador de desequilibrio. A finales del siglo XIX se definió al empresario como quien hace nuevas combinaciones de los elementos de la producción, en tal sentido es un creador de desequilibrios. Se introduce el  mercado con fórmulas diferentes que sacuden el orden establecido.
  2. El empresario restaurador del equilibrio. Para finales del siglo XX se empezó a ver al empresario como un restaurador del orden económico perturbado por la modernidad, fundamentalmente por la especialización del conocimiento que nos da como resultado nuevas formas de vida. El empresario con sus inversiones y trabajos restablece el orden, lo acompasa.
  3. Empresario racionalizador. Para algunos filósofos el empresario es el conquistador, organizador y negociador. Estas ideas conjugan las dos viejas concepciones de los emprendedores: guerreros y negociadores. Desde luego Weber insiste en la conducta ascética como pieza clave del emprendedor: trabajo y ahorro.
  4. El empresario estratega. Para algunos el empresario es un “gestor de cambios” en su organización y en la sociedad en general. No es un “administrador de anomalías”, sino el promotor de cambios. En esta visión un empresario que no esté luchando por impulsar cambios ha renunciado a su función.
  5. El empresario motivado. Existe una corriente de pensamiento que la motivación fundamental de todo empresario es el ansia de logro antes que la de lucro. Visto así las ganancias son una consecuencia del trabajo empresarial.
  6. Empresario visionario. Esta concepción plantea que el empresario es alguien que  esta poseído por un deseo de inventar el futuro, de crear nuevos escenarios, de hacer que las cosas ocurran.