UNA CONVERSACIÓN EN ROJO

Por: Gonzalo Navarrete Muñoz

Hicimos una mesa redonda para el canal de YouTube  MéridadeYucatán como un modesto homenaje a la memoria de Vicente Rojo. Éramos: María Teresa Mézquita, Rafael Pérez –director del Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán- y el  pintor Gabriel Ramírez Aznar. María Teresa puso  los antecedentes: Vicente Rojo fue un refugiado español- llegó de  niño-pintor, grabador y diseñador de alta calidad  que perteneció a la llamada Generación de la Ruptura. Enriqueció su comentario:  lo había entrevistado y era tan tímido que evitaba a las cámaras. Gabriel abundó con una anécdota: “un noche fuimos a cenar a casa de José Emilio Pacheco, Vicente y yo, con nuestras parejas. Fue un drama : los tres éramos muy tímidos, nadie hablaba”. Vicente Rojo fue un gran personaje de la cultura en nuestro país , como artista, como colaborador de suplementos culturales y como socio de la editorial ERA. Opiné que en México se habían vivido  tres sonoras batallas entre nacionalismo y universalidad. La primera fue entre escritores, concretamente los nacionalistas revolucionarios y los poetas de Contemporáneos. Uno de los voceros de los nacionalistas fue don Ermilo Abreu Gómez a quien tanto Salvador Novo como Jorge Cuesta le dieron  sendas zarandeadas  públicas. Luego vino la de la música. La lucha fue entre Pablo Moncayo, Blas Galindo, Daniel Ayala y Salvador Contreras , como nacionalistas; del lado de la universalidad estaban Julián Carrillo, Julia Alonso, Sofía Cancino , José  F. Vázquez, entre otros. La última se dio en la plástica, entre los tres grandes nacionalistas: Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros y la obra de Orozco y unos jóvenes pintores.  Yo dije que esto ocurrió en México a mediados del siglo XX a pesar que desde las primeras décadas de ese siglo Ortega y Gasset había escrito su ensayo La Deshumanización del Arte . Gabriel , lúcido como es, definió la esencia del ensayo de Ortega: “hacer visible lo invisible”. Esta es la naturaleza del arte abstracto. La Generación de la Ruptura la integraban : José Luis Cuevas, Manuel Felguérez  Fernando García Ponce, Lilia Carrillo y el propio Gabriel Ramírez Aznar, entre otros más. Quizás no sea el manifiesto de este movimiento pero es un documento revelador el texto de José Luis Cuevas: La Cortina de Nopal. Rafael hizo una observación: algunos de estos pintores , en aquel entonces jóvenes, se ocupaban de temas nacionales, como el mismo Rojo en su series La Lluvia y Los Volcanes. Gabriel acotó  : «para mi Rojo no era un pintor, la pintura es color y el no lo manejaba, era un gran artista gráfico ”. Vicente Rojo era un gran diseñador , diseñó los suplementos culturales de Fernando Benítez y la portada más conocida de Cien Años de Soledad, entre otras tantas obras. Era incansable trabajando. Desde luego que caímos en  el vieja trampa, discutir lo que era arte. Mi postura fue la de siempre: la función del arte es la misma que la de la ciencia: revelarnos un misterio del universo. La ciencia le habla a la razón y el arte a la entraña de los seres humanos. Ocupados en este tema y en las deliciosas anécdotas sobre los pintores de la Ruptura o Apertura, y sus relaciones con Octavio Paz o con Monsivais, consumimos felices el tiempo. Y tuvimos que llegar al fin. Minutos antes de que tuviéramos que ir a la inauguración de una exposición de la obra de Ramírez Aznar en el Museo de la Ciudad. Si alguien quiere entender la luz de la ciudad de Mérida tendrá que ir a visitar esta exposición.