LE DIABLE ET LE BON DIEU

Por: Gonzalo Navarrete Muñoz

“NO HIZO cosa igual con ninguna otra nación” dijo un Papa sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Cualquiera se puede sentir desconcertado al reflexionar en esta expresión y en la actuación de algún sacerdote mexicano que le ha hecho un tremendo daño a la Iglesia  y a la fe y la esperanza de la juventud mexicana. No menos turbador es contemplar como se derrama sangre mexicana a diario y  el sufrimiento en que  viven  tantas familias.  Parece que ya somos insensibles a las estadísticas. Pero la historia que juega a los dados, cuyo lance se puede abolir, finalmente es el fruto de lo que hacen los hombres. Tres miembros de la beatísima Compañía de Jesús salieron a proteger a un hombre que pidió auxilio por sufrir la persecución de un asesino.  El criminal mató fríamente a su perseguido y a dos de los jesuitas. Al otro sacerdote le pidió el sacramento de la reconciliación.  El pasaje doloroso refleja lo mejor de la  Iglesia: los Buenos Pastores que dan la vida por una de sus ovejas. La sangre de esos mártires fecunda la esperanza , cura la turbación y le dan la razón al Papa que admiró al país del Tepeyac . Jean Paul Sartre escribió la pieza teatral Le Diable et le Bon Dieu , se trata de una justificación del  estalinismo, de la vieja conseja : el fin justifica los medios. ¿Qué puede justificar los ríos de sangre que corren en México , a qué eficacia sirven ? Un Aqueronte- río del dolor- va corriendo por muchas regiones de un México que sufre lo que quizás nunca había sufrido en su historia. Hay tres modelos de héroe que nos ofrece occidente: Aquiles, que muere en busca de quedar en la memoria de los hombres y conseguir así la perpetuidad; Héctor, que  muere por Troya y Jesús de Nazaret que muere por todos y cambia la historia de la humanidad .  Este México que sufre puede encontrar la esperanza de que las cosas no serán las mismas tras  este martirio.