LAS VARIABLES Y LAS CONSTANTES DE MÉXICO

México es un país de pobres. La pobreza es una constante en nuestra historia. Salvo momentos luminosos en que nuestra economía fue capaz de combatir los números de la pobreza, millones de mexicanos nacen , viven y mueren en la pobreza más ignominiosa. La pobreza es el destino de México. El desequilibrio de los últimos años fue esquizofrénico: aparecían mexicanos en las listas de los más ricos del mundo mientras aumentaba la pobreza.  Cada uno de esos multimillonarios representaba a un buen número de mexicanos que no comían ni tenían las mínimas condiciones de vida digna. Las investigaciones serias lo han demostrado una y otra vez: lo que vivimos los últimos años no fue liberalismo económico, fue corrupción al amparo del cartel político que sigue andando por las calles con impudicia .

No es fácil lograr cifras de crecimiento económico , los mismos planteamientos teóricos están basados en ecuaciones, es decir: en igualdades, en equilibrios. Así pues hay que romper un equilibrio que pueda restablecerse sin perjuicios ulteriores. El gobierno actual ha pretendido basar su política económica en una presunta lucha contra la corrupción. Esta lucha, aun siendo exitosa, no produce crecimiento económico, eso ya lo hemos visto. El crecimiento económico se logra con el aumento del precio de las materias primas en el mercado internacional, el aumento de la inversión productiva, pública y privada; y cuidando la tasa de interés y la inflación. El gobierno actual se estrenó pegándole un golpe tremendo a la inversión pública y privada: cancelando el aeropuerto de Texcoco. Eso no es luchar contra la corrupción, eso es luchar contra el crecimiento económico. La verdadera, la más legítima lucha contra la corrupción se da en el campo de la educación, frente que la actual administración tampoco ha querido enfrentar a fondo. Se tiene muy poco respeto por el escritorio y la silla que ocupó Vasconcelos, uno de los dos hombres que ha hecho una reforma educativa en este país, el otro fue don Justo Sierra Méndez. No se nombran secretarios de Estado en Educación dignos de ocupar ese puesto.  Pero lo más inquietante es que hasta el día de hoy no se advierte una clara política económica para lograr el crecimiento que nos urge. Todo son conferencias de prensa, pleitos y bosquejos de planes descabellados, sin consenso. Mientras tanto millones de jóvenes  se incorporan al mercado de trabajo, otro abultado número de ancianos necesita jubilaciones y México entero necesita servicios de salud y un mínimo de seguridad social. Conectarse con las masas es  afán de los dictadores. Las masas, más o menos delirantes, son el aval para ejercicio de su voluntad. Ya se sabe: el que empieza hablando en nombre del pueblo termina supliéndolo. Todos los líderes autoritarios lo llegan a saber: las masas son infieles, un domingo vitorearon a Cristo y el jueves siguiente pedían su muerte.

Las necesidades no descansan , se acumulan y se complican dramáticamente. El panorama actual de México presenta las siguientes características:

  • No hay racionalidad económica.
  • Decrecemos
  • Estamos obteniendo malas calificaciones a nivel internacional lo que frena la inversión extranjera , de la que estamos tan urgidos, y sube las tasas de interés de nuestros créditos.
  • Se abate la calidad de los servicios públicos.
  • Aumenta el número de pobres y empeoran sus deprimidas condiciones de vida.

Nuestro panorama es sombrío. El caos puede ser rentable: nadie acierta con una tentativa de cambio y las cosas siguen igual. Los partidos políticos desgastados, los órganos empresariales mareados y la sociedad civil pasmada. Las voces que se han oído con valor e inteligencia han sido las de algunos intelectuales , a la cabeza de los cuales está Enrique Krauze, Guillermo Sheridan , Domínguez Michel y el propio Vargas Llosa han advertido de la gravedad de la hora y el destino trágico que nos espera, otra constante del pueblo de México que quizás se sienta mejor en la tragedia que el gozo, en la pobreza que en la prosperidad. Ha de pensar que así trabaja para la eternidad.