Después de Dios quien creó más personajes fue William Shakespeare. Quizás sea una exageración, pero la idea es reveladora: el gran dramaturgo británico logró una riqueza de personajes en sus obras. En una de ellas: La Tempestad, Shakespeare nos ofrece a un personaje: Calibán. Hijo de la bruja Sycorax y un demonio. Calibán es una voz que proviene de Caribe que procede de caníbal, en clara alusión a las costumbres antropofágicas de las tierras recién descubiertas. Calibán es un ser primitivo, que responde a los inmediatos instintos al punto de que pretendió violar a Miranda la hija de Próspero, el hombre que colonizó la isla. Contra Calibán está Ariel, un ser con nivel espiritual, noble y sofisticado, distinto al salvajismo de Calibán. Rousseau vio en este personaje la nítida imagen de su “hombre natural”, el que debería crear un nuevo mundo.
Robert Browning escribió un monólogo dramático llamado Calibán upon Setebos. W. H. Auden también hizo hablar a Calibán en su poema The Sea and the Mirror.
El gran Oscar Wilde en el prólogo de su novela inmortal El Retrato de Dorian Gray produce unas líneas memorables : “El rechazo del realismo en el siglo XIX es el rechazo de ver su imagen en el espejo”. Esta frase fue rehecha por otro inmenso de la literatura universal: Joyce, quien en su libro Ulises la recrea. En la novela de John Fowles El Coleccionista aparece un personaje con el nombre Miranda y reiteradas referencias a Calibán. Jack London en una de sus novelas hace varias alusiones a Calibán. Rubén Darío identificó a Calibán, el despiadado materialista, con los Estados Unidos de América y así el escritor uruguayo José Enrique Rodó escribe su legendario Ariel. Lo cierto es que en algún momento al Caribe se le empezó a llamar “el mediterráneo de América. Sin embargo, los EU lo concibieron como “el mare nostrum”, sobre la base de la Doctrina Monroe. De esa idea partieron varias acciones militares en la región.
La belleza y la magia de todo el Caribe alimentan los mitos sobre Calibán.
Lo cierto es que Cancún es el destino con más atractivo en todo el Caribe. En la pandemia misma se está recuperando este mítico emplazamiento pleno de leyendas antes y después del descubrimiento de América. Evocando a Octavio Paz se puede decir que Cancún vive antes del sol, y seguirá viviendo si éste se apaga.