PASEO DE MONTEJO

 

 

Vía de  vencidos vencedores,

Pasadizo de un airoso paseo

Que la historia  ha convertido 

En  templo de un pueblo en apogeo.

 

El 2 de enero de 1888, en el salón de actos del Instituto Literario del Estado, se celebró una solemne sesión presidida por el gobernador Guillermo Palomino, para estudiar la posibilidad de construir un paseo digno de la ciudad de Mérida. Apenas unos años antes don Eusebio Escalante Castillo había hecho su legendario viaje a Estados Unidos para vender nuestro henequén para que los cordeleros sustituyeran el cáñamo de Rusia y el abacá de Manila con la fibra yucateca. Finalmente  se constituyó una comisión para el impulso del paseo. Integraron el grupo: don Gonzalo Peón , presidente; Eloy Haro, vicepresidente; Rafael Quintero, secretario; José Gómez, Gumersindo Ceballos y Eulalio Casares, vocales. Se creó otra comisión para determinar el mejor sitio para el nuevo paseo, esta comisión la integraban don Gregorio G Cantón, David Casares y Antonio Espinosa. Así  fue como se decidió abrir una calle entre las calles 58 y 56, que se extendiera de la calle 47 hasta la quinta de don Eusebio Escalante, San Jacinto, en las inmediaciones de donde hoy se encuentra el hotel Fiesta Americana. Había otra quinta que detenía  el crecimiento del paseo:  San Vicente, donde hoy se encuentra la Escuela Modelo.  El paseo se inició recaudando fondos entre la sociedad, esa era la forma de hacer las obras públicas en la ciudad. Hasta 1898, tras detenerse los trabajos de construcción, el gobernador conservador del estado, Gral. Francisco Cantón, reinició los trabajos con recursos de la Tesorería del Estado. El mismo Gral. Cantón construye su mansión en el paseo al que se le había dado el nombre de Paseo de Montejo. La avenida se convirtió en el sitio de los conservadores como la Reforma fue de los liberales , al menos como tentativa.

 

Valses , polkas y lanceros

No han sido  sanas profecías.

Linos y sedas  fueron al empeño

Del destino y la historia del acecho.

 

Con ocasión de la visita de don Porfirio se inauguró formalmente el paseo que había sido pista de carreras. Al final se dispuso la estatua en memoria de don Justo Sierra OReilly, padre de la literatura yucateca aunque haya intentado vender Yucatán  a los norteamericanos durante la Guerra de Castas. Es evidente que en base al grabado de 1841 el señor de la estatua no es don Justo. En el gobierno del Ing. Humberto Canto Echeverría se le cambió el nombre y dejó de ser El Paseo Montejo para llamarse Paseo Nachi

Cocom.

 

 

Señor del Paseo, divinidad dual:

Santas cruces y jaguares del sol,

Montejo con Cocom: raza y deidad,

Calzada  de la legítima  casta !

 

Tiempo después el monumento a la Patria , que debía ponerse donde está el monumento a Hidalgo, fue puesto en una extensión del muy pretensioso  paseo. Así fue que la prolongación se dio en la avenida hoy llamada Campo Deportivo que tiene el mismo número que la calle del Paseo de Montejo. El  crecimiento del augusto paseo , constante y enriquecido, se enriquece con la fusión con la calle 60 y  lo detiene un tramo llamado Ricardo López Méndez, a la altura de Cordemex. El Paseo de Montejo tiene varios estilos arquitectónicos  del Porfiriato.

 

 

Falsas techumbres de mansarda,

Abanicos con oro y brillantes,

Embrujados soles de una jornada

Bajo los trece cielos vigilantes

 

 

 

 

Tiene gestos del estilo Neomaya, manifestaciones cautivadoras del Funcionalismo , y expresiones del Tardo y el Pos moderno. Es realmente fascinante. El Bicentenario de la Independencia los meridanos lo festejamos develando una estatua a los Montejo, padre e hijo. Pero el paseo se sigue llamando oficialmente Nachi Cocom , ahí hay una estatua a Felipe Carrillo Puerto y otra al mestizaje que protagonizó Gonzalo Guerrero. Es el tiempo fusionado: que a los vencedores hace vencidos y a éstos vencedores.

 

Ronda de columnas corintias

Que dan  palmas a los  arruinados,

Frontones abiertos  y cerrados

Fundidos en espacios  milenarios.

 

Señor de perdones  empedrados

Y  redimidos humillados ¡

 

Señor del Paseo, Santo Patrono

De vencedores vencidos

Y vencidos vencedores,

Líbranos del maligno encono ¡¡¡