Hace unos meses el gigante de internet Google dio a conocer los nombres de las búsquedas más frecuentes que realizaron los mexicanos en 2012 (http://www.google.com/zeitgeist/2012/ #mexico). En la sección de turismo, Mérida se ubicó por primera vez en la lista de los 10 nombres que más tráfico tuvieron por un período sostenido de tiempo, compartiendo la notable lista con Londres, Madrid, Manhattan, Roma, Cancún y cuatro destinos más.
El pasado 15 de febrero un artículo del “New York Times” (NYT) titulado “Mexican Revolution” comentaba que en los últimos años Mérida se ha convertido en el lugar de residencia de un numeroso grupo de educados artistas, empresarios, diseñadores, restauradores, arquitectos y mecenas de diferentes partes de México y del mundo, que han modificado en cierta medida la imagen de la ciudad y provocado que ésta haya silenciosamente evolucionado hacia un sofisticado refugio para aquellos que buscan alejarse de las masas de turistas” (http://tmagazine.blogs.nytimes.com/2013/02/15/mexican-revolution/). Y, aunque el artículo lo omite, es de conocimiento general que también un importante sector de empresarios locales ha apostado por la innovación y la renovación en sus productos sumando en gran medida a esta llamada “evolución urbana”.
Estos dos diferentes eventos son sólo algunas -pero importantes- muestras de manifestaciones positivas recientes hacia la ciudad que, en mi opinión, se deben ver con alegría pero que también deben generar una reflexión profunda por lo que implícitamente significan.
Por un lado el grupo de los cibernautas representa, en términos generales, a la población más educada, más joven y más “global” del país (Inegi). Por el otro, tanto los lectores del NYT como los sujetos a los que el artículo hace referencia son ciertamente parte de las élites académicas, artísticas y empresariales del mundo.
Ambos grupos representan sectores con tipos de demandas complejas, exigentes y experimentadas, a los cuales la ciudad debe responder con servicios e infraestructura de alto nivel en variedad y calidad so riesgo de no cumplir las expectativas generadas y perder esa coyuntura positiva actual, lo cual sería lamentable.
Lo que estamos viviendo ahora en Mérida ni es un hecho aislado ni corresponde exclusivamente al ámbito turístico. Las macrotendencias mundiales (economía, política, demografía, ambiente, entre otras) apuntan irreversiblemente, entre otras cosas, a un viajero más experimentado, más dependiente de la tecnología y más consciente de la realidad global. El gran desafío para gobierno y sociedad estará en enfrentar el momento de manera conjunta, generando una gran visión que permita planear y actuar, para propiciar que nuestra ciudad transite de manera decidida hacia nuevos estándares de calidad acordes con la ciudad que queremos tener y que a su vez igualen o superen las expectativas de los visitantes.