medicamentos-antiguos

Descripción de medicamentos y «Aplicaciones» usadas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Mérida y Yucatán.

PÍLDORAS

Las píldoras se preparan, pesando los medicamentos en la balanza pequeña, uno por uno, y rayando cada uno en el papel en donde está la receta que se ha copiado del libro. Se ponen después en un plato extendido y limpio, y con dos cuchillos o espátulas y un poquito de goma espesa, se mezcla todo muy bien, procurando mezclar primero y de una manera completa, los medicamentos activos (que se recetan generalmente por gramos o centigramos), con alguna cantidad de polvo, añadiendo después el resto. Si queda muy seco, se agrega más mucilago de goma y, si por el contrario, muy aguado o suelto, se agrega un poquito de polvo de carbonato de magnesia. Se amasa después todo con los dedos y se extiendo con la espátula, de modo que toda la masa forma una especia de lápiz (cilindro). Se divide luego al cálculo, en tantos pedacitos iguales, cuantas sean las píldoras que indica la receta que se está preparando. Finalmente, se redondea cada pedacito con los dedos, dándoles la forma de bolitas, se las envuelve con un poquito de magnesia para que no se peguen, o bien con polvo de licopodio o de altea, quedando, de este modo concluidas la píldoras.

PAELES U OBLEAS

Se preparan pesando, uno por uno, todos los medicamentos, mezclándolos muy bien y dividiéndolo al cálculo después en tantos papeles u obleas como lo indican las rectas. (Papeles doblados que contenían los medicamentos ya mezclados en su interior)

SINAPISMOS

Son cataplasmas hechas con mostaza molida o harina de mostaza, cuyo objeto es, aplicarlos sobre la piel para producir una irritación exterior o revulción. Se moja la hoarina de mostaza con agua fresca en unplato, hasta que tome la consistencia de una pasta suave o fluida. Se extiende sobre dos hojas de trapo sencillo y se extiende sobre la porción de la piel en donde se necesita producir el efecto deseado. Hoy día se hace uso, de preferencia, del sinapismo ya preparado o de patente, que debe tenerse siempre a mano en cada casa. Para servirse de él, se colocará la hoja o papael sinapismo, durante algunos segundos, en un plato que contenga agua fría y se aplicará así mojado sobre la piel. Se fijará en el lugar correspondiente por medio de un pañuelo o de una venda. Debe mantenerse aplicado durante 10 minutos, cuando menos, o más tiempo, según su mayor o menor fuerza de acción.

CATAPLASMA

Los cataplasmas se preparan lo mismo que los sinapismos, con harina de linaza, y tienen por objeto disminuir o evitar la inflamación de las partes en donde se aplican. Es un remedio poco usado hoy, pues se sustituye con fomentos de una solución antiséptica, empapando con ella un paño bien limpio, o lo que es mejor, una planchuela de algodón absorbente, y aplicándola, constantemente mojada, sobre el lugar inflamado.

SANGUIJUELAS Y SUS APLICACIÓN

Las sanguijuelas deben ser tocasas lo menos posible, después de haberse lavado las manos. Para que puedan prender con facilidad se debe lavar muy bien y secar luego el lugar en donde deben ser aplicadas. Para facilitar más esta operación, se les coloca en un pequeño vaso o bote que se embrueca sobre el sitio referido. Ordinariamente las sanguijuelas caen por sí mismas; la picada sangra todavía después de que la sanguijuela se hubiese desprendido. Si el médico dispusiere o bien se deseare, por convenir así, que la picada siga echando sangre, se aplicará una cataplasma de linaza; si por el contrario, se desea contenerla, se cubrirá la picada con un pedacito de yesca, o bien, lo que es más fácil con un pequeño tapón empapado en tintura de percloruro de hierro diluida. Jamás deberán usarse dos veces la sanguijuelas que ya hubiesen servido.

VENTOSAS SECAS Y ESCARIFICADAS

Consisten en unos pequeños vasos que se aplican sobre la piel, prendiendo fuego en el interior de ellos a un pedazo de papel o un poco de algodón, para que, haciéndose el vacío para la combustión, aquellos chupen la piel sobre la que se aplican con rapidez y atraigan así la sangre del interior. Se distinguen dos especies de ventosas: las secas y las escarificadas. Bajo la influencia del vació producido por la ventosa seca, la piel se dilata, como ya dijimos y la sangre afluye allí; este es el efecto revulsivo de las ventosas secas. Si se quiere hacerla escarificada, se aplica sobre el lugar el aparatito llamado escarificador, que está provisto de unas cuchillas con mucho filo, que funcionan por un mecanismo especial. Se asienta esta aparatito, como ya dijimos, se da vuelta a la llave, lo que produce unas cortadas y se aplica la ventosa, como si fuera seca, lo cual hace salir la sangre en la cantidad que se desee. Con la ventosa escarificada se obtiene, además del efecto revulsivo, una sangría local más o menos abundante.

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