Quizás diezmó más población la viruela que las batallas por la conquista. La población cambió después de la epidemia, según los detallados estudios de los sabios. Tiempo después, cuando caía una epidemia , se desataban las rogativas: se le imploraba a tal o cual santo su misericordiosa intervención para detener la tragedia.

En el siglo XVII era común lamer el suelo como un acto de humillación para que Dios “aplaque su ira, su justicia y su rigor”. Por supuesto que se multiplicaban los casos y la situación se hacía más grave. En uno de estos trances murió una de las mentes más brillantes de la historia de México: Sor Juana Inés de la Cruz, claro no lamiendo suelos sino atendiendo a sus hermanas en el Convento de San Jerónimo.

En Yucatàn se solìan hacer peticiones al Cristo de las Ampollas y en alguna ocasión se trajo a la Virgen de Izamal, a ambos se les besaba . Consecuencia: no disminuìa la enfermedad, aumentaba. Se dice que por una epidemia terrible se deshabitò el colonial barrio de Santa Catalina , al poniente de la ciudad de Mèrida, por donde hoy se encuentra al parque De la Paz.

Por esto don Olegario hizo el complejo de 1906 por ahì: penitencierìa Juàrez, zoológico del Centenario , hospital Ohoran y el Asilo Ayala. Hace unos dìa en un video turbador el señor presidente Andrès Manuel Lòpez Obrador le pidió a la gente que siguiera saliendo a la calle, yendo a restaurantes y haciendo una vida normal.

Por andar en actos públicos dando la mano y besando niños se volvió noticia internacional. “Yo les voy a decir cuando dejen de salir”, sentenciò. Asumiendo las facultades del Todopoderoso , el seño Lòpez Obrador sabe en que momento el virus se tornarà agresivo. Estas  epidemias posiblemente son consecuencia de la globalización. Pero en esta era como en la colonial quien la gente espera que encabece la lucha contra el dolor y la muerte es quien la impulsa.