El PRI es el partido político mexicano que ha logrado conformar una estructura territorial para ganar elecciones. Cierto es que las elecciones se ganan con estructura, eso nos lo han mostrado las democracias europeas desde hace cien años. Ni el PAN ni el PRD han logrado algo que se le asemeje.
En verdad se ha discutido mucho el origen de los recursos que han servido para construir una maquinaria tan vasta , dinámica y moderna. Nada tiene esto de extraño: las democracias siembre se ven ensombrecidas por la plutocracia que vine preñada de corrupción. Sin embargo el PRI, al igual que el PAN, se han mantenido alejados de los intelectuales y de los editorialistas. El PRI parece haber sido más considerado con ciertos periodistas que gozan de prestigio, pero no ha logrado los niveles requeridos para mejorar su presencia. Por el contrario el PRD ha conseguido un muy buen grupo de intelectuales que difunden su plataforma y ejercen un liderazgo muy importante a favor de sus candidatos. Más aun, el PRD, y en especial la controvertida persona de Andrés Manuel López Obrador , ha conformado un buen contingente de empresarios que apoyan el proyecto político. Esto le ha valido mucho al PRD en sus campañas para la presidencia de la República; otro tanto hace La Jornada , tan cercana a la ideología perredista. Sin embargo a pesar del vigor que todo esto le proporcione al PRD no sustituye al la estructura territorial.
El PRI, desde finales de los ochentas del siglo pasado, ha retomado la tradición liberal de la política mexicana que provine del siglo XIX. Si bien es cierto esto es un acierto no menos cierto es que el liberalismo económico del PRI lo ha acercado mucho al liberalismo norteamericano, modelo difícil para nosotros. El liberalismo norteamericano tiene un fundamento religioso muy contrario a nuestra tradición. Los Estados Unidos son hijos de la Reforma de Lutero que planteaba tres puntos importantes: dar créditos a cualquier interés no era pecado, la prosperidad económica era una muestra de la presencia de Dios en la vida de quien la obtenía y la importancia de hacer bien la tarea como una forma de obtener el Reino de Dios. Nada de eso tenemos nosotros que somos hijos justamente de la “contrareforma”: Estamos dispuestos a obedecer , sufrir y considerar la pobreza como la cuarta virtud teologal. Los griegos no conocieron, y no creyeron , en la idea del progreso que es totalmente moderna. El progreso no conlleva al bienestar, mayor y mejor cantidad de productos y servicios no producen más bienestar.
Decenas de malteadas y cientos de galletas y pastelitos son muestra , acaso, de progreso pero el bienestar puede obtenerse con una taza de chocolate de agua y bizcochos de manteca o conchas. De ahí que parezca que el PRI parece haber caído en un grave error: sustituir a los ideólogos por economistas. Nos importa más el secretario de hacienda que los líderes del partido. Más aun: el PRI ha sido descuidado en la elección de sus líderes. Parece ser que no tienen importancia alguna. Nadie puede recordar una brillante intervención de un líder priista o de uno de sus ideólogos, si es que lo tienen. Por el contrario, hay pasajes ominosos entre los jerarcas priistas que el mejor tendrá la gracia de ser gris. Esta es otra omisión riesgosa. Los ideólogos le dan solvencia moral al proyecto y sentido a la estructura. Pienso sin duda en Jesús Reyes Heroles, devoto del liberalismo pero en su versión mexicana. El PAN no difiera ideológicamente del PRI en materia económica. Pero el PAN representa la tradición conservadora del siglo XIX. El PRD no asume el concepto de la “revolución” pero sus rasgos son de lo que llamamos de izquierda. Han creído más en Fourier que en Marx, sin recelar del mercado y sus autonomías y creer en el bienestar general en detrimento del concepto del progreso. Pero el PRI se ha mostrado más apto políticamente para lograr acuerdos y se revela como más competente para implementar las llamadas, no sin ligereza, reformas estructurales. Sin que esto signifique ignorar los históricos logros del PAN en el Gobierno Federal. El PRI da muestras de modernidad, quizás él mismo no acabe de creerlo y difundirlo. Pero parece estar más adiestrado para ganar elecciones y recuperar plazas a pesar de sus debilidades.