Según el Diccionario de la Real Academia pochismo  es el modo de pensar o actuar de un pocho  y éste es el que adopta costumbres norteamericanas.

Es distinto el pocho al chicano que es el  habitante de los Estados Unidos de origen mexicano.

Cada día con mayor naturalidad incorporamos pochismos en nuestra forma de hablar. Algunas voces  han tomado carta de naturalización, otras se han castellanizado: se le atribuye a Javier Márquez y a Víctor Urquidi el haber inventado la palabra insumos para traducir input.  Es de uso generalizado el OK, expresión que se ha usado en inglés para indicar en las guerras o (cero) klled (muerto), equivalente a “ningún muerto”. A pesar de esto el primer registro que se tiene de la expresión se encuentra en un periódico de 1839  y el significado tiene el mismo sentido:”todo en orden”.  De ahí que se le otorgue más crédito a otras versiones. La más difundida es la que alude a el ingeniero alemán John Augustus Roebling quien solía escribir, cuando todo estaba correcto, dos letras: AK, que eran las iniciales de las voces alemanas all  klar , que equivalen a “todo en orden”. Los norteamericanos pronunciaban all como oll y de ahí provino la mutación de la a por la o.

Noquear ya se hizo hispano sin abandonar su origen: knock out;  en cambio fildear , por estar atento, en espera de algo, no ha recibido sus papeles de naturalidad; guayín, mencionada ya por Conchita Lombardo de Miramón en sus memorias, proviene way in y way out  que se indicaban en los carros de caballos para señalar un estribo de entrada y otro de salida. Hoy se le llama guayín a una camioneta con ciertas características. Caso similar es el de la vagoneta, palabra aceptada  y que proviene de station wagon que era una suerte de diligencia de caballos. Sexy también ha sido aceptada y su uso es generalizado.

De la jerga computacional proviene el verbo accesar que no existe en español y que es una traducción de to acess. Lo propio en nuestra lengua sería usar acceder que en su última acepción es tener acceso a algo.

Ponchar  no existe en el diccionario, Santamaría la incluye como reventar con un púa, pero en México tiene, al menos, tres acepciones que se asumen como pochas: para los jugadores de beisbol – pochismo castellanizado- que no le pega a la pelota tres veces.

 

En inglés no se usa punch para estos casos sino strike out; la otra acepción es la de reventar llantas, sin embargo  en inglés se usa la palabra puncture; otro significado en español es el de reprobar un examen , pero en inglés a esto se le llama flunk.

Es el pochismo más audaz el pronunciar con acento inglés una palabra no inglesa. Nobel es un apellido sueco de origen francés que así ha de pronunciarse  ¿A qué viene pronunciarlo Nóbel? Un caso turbador es el de la palabra latina infínitum que en español tendría que pronunciarse  infinitúm pero que una compañía telefónica pretende consagrar como infínitum, entonación que trasluce un gran pochismo.

Se ha empezado a usar, sobre todo entre los jóvenes, una palabra que el lector puede inferir de las iniciales de esta frase en inglés: Fornication Under Consent of the King. Se dice que esa voz no recomendable  proviene del letrero que se ponía en las casas de los recién casados que ya habían cumplido con el derecho de pernada o  lo habían exentado.

De nueva aparición es la expresión “Al final del día”, traducción literal de “At end of the day”, que es una frase irónica que sustituye el in conclussion. Por su naturaleza de muletilla ridiculizada resulta chocante en el español de las clases presuntamente cultas.

El idioma es descendiente de la historia y la geografía, de ahí que tengamos que aceptar la influencia del inglés como una realidad y no luchar contra ella. Somos el único país de habla hispana que comparte una frontera tan larga con otro de habla inglesa, ignorar eso es una inconsecuencia. No menos grave es desconocer que el inglés es una lengua mucho más rica que el español y por tanto con mayor poder de influjo. Esto más allá del desarrollo económico desigual entre nuestros países.

La presencia del inglés en nuestra idioma y del pochismo me induce a hacer una propuesta: así como existe el famoso Toefl, test of english as a foreing lenguage , que tiene distintos grados, debe existir un sistema de medición del conocimiento del español en México. A nadie  debe entregársele un título universitario sino es capaz de obtener un puntaje mínimo en español. Esa sería la primera batalla contra el analfabetismo funcional que tanto nos lacera.