En forma sorpresiva se anunció que ya se había elegido la letra para el nuevo himno de Yucatán. Apareció un grupo de personas que presuntamente hizo la súbita elección. Los personajes, por lo demás muy respetables, que conformaron la comisión para llevar a cabo la tarea, no aparecieron.  Nunca hubo una convocatoria abierta con las reglas conducentes. No parece que haya razón alguna para ese proceder tan oscuro. En este sentido esta letra no cuenta con legitimidad para representar al pueblo de Yucatán. Estas palabras no constituyen una crítica ni al poema , ni a quien lo escribió. Ya habrá gente que analice los versos y su ritmo, en especial el uso del octosilabo, el metro castellano por excelencia, apropiado para los romances, y quizás su relacion con las palabras agudas y llanas y las rimas. Sorprende que la letra solo haga un vaga referencia “ al pétreo ropaje” , que conlleva una alusión a los cenotes que determinan mucho de la naturaleza del yucateco. Bien dijo Octavio Paz en su poema Entre la Piedra y la Flor:

Qué tierra es ésta?,
¿qué extraña violencia alimenta
en su cáscara pétrea?
¿qué fría obstinación,

 

Y abunda su alusión a esta tierra nuestra:

Una región que existe
antes que sobre el mundo alzara el aire
su bandera de fuego y el agua sus cristales;
una región de piedra
nacida antes del nacimiento mismo de la muerte

 

Más ha de sorprender que  el hecho histórico por excelencia en Yucatán: la Guerra de Castas no tuviera una referencia . Estamos urgidos de declaraciones de paz entre nuestros linajes y promesas públicas de que jamás volveremos a enfrentarnos. Realmente las autoridades no tenían que  actuar con esa opacidad: hubieran recurrido al mejor poema de nuestro mejor poeta: Mi Tierra es Mía de don Antonio Mediz Bolio. Algunas  estrofas hubieran sido ideales como letra de un himno. Ojalá en alguien prive la prudencia y se reponga el procedimiento para que esta tentativa tenga la legitimidad que le es imprescindible.