Estuve leyendo a Karl Popper que pensaba que esta era una de las mejores épocas de la humanidad, a diferencia de Gibbon que en su magna obra opinaba que la mejor época de la humanidad era la de los emperadores antónimos. Claro: evaluar es medir y medir es comparar. Gibbon, que escribió en el siglo XVIIIno podía comparar con esta época. Concuerdo y discrepo de él. Estoy de acuerdo con él en que está época se distingue en la historia de la humanidad por el sufragio universal, los derechos de la mujer y de las minorías, la defensa de los derechos humanos, etc; discrepo de él porque en esta época se ha envilecido el deporte y el erotismo, el hombre está atado a la falsa idea del éxito; el arte, la filosofía, la religión y creo que hasta la ciencia han fracasado: no han sido capaces de brindar sustancia para las almas. Vivimos el mundo del que habló Huxler, la droga y la evasión prevalecen. Sin embargo sostengo una vaga esperanza. Las mejores décadas del siglo XX fueron los años veintes y los sesentas. Ambas sucedieron a dos horribles guerras: la carnicería espantosa de la Primera Guerra Mundial y la Segunda con sus bombas atómicas. La idea de la muerte inminente genera una transformación en el hombre: la muerte estimula la vida. Hace años el mundo se vio acosado por la muerte. Los hombres sufrieron sin ninguna distinción. Se podría esperar que este trance tenebroso abra un horizonte como ocurrió en el pasado. Un horizonte que nos haga trascender las lacras que padecemos.