La sociedad nace congénitamente enferma de economía: los recursos son escasos y hay que producirlos (pescarlos, cosecharlos, cazarlos, transformarlos) y distribuirlos. Pero hay algo no menos  cardinal: los ciclos económicos. Irremediablemente cada determinado tiempo hay depresión y posteriormente prosperidad. Para enfrentar la depresión económica, o cualquier crisis, el arma fundamental es la política. Cierto, la política no se creó para solventar los problemas de la economía, se creó para vivir en sociedad. Pero al paso del tiempo se descubrió su gran poder ante las crisis económicas  provenientes de sequías, de guerras, de conquistas  o de depresiones etc; la política permite que la sociedad viva su catarsis. La crítica, conquista de la modernidad, estimula que todos hablen y  se desahoguen, por lo que han perdido, por lo que les hace falta o por lo que no pueden obtener. Del gobernante depende si ese desahogo deriva en perder elecciones o ganarlas. Ya se sabe: hay una crítica que orienta y en ese sentido puede desviar la atención de lo álgido y servir con una eficacia capital al gobernante. Pero por encima de todo está la cultura que es el analgésico idóneo para percances de la economía y la política. La cultura crea un estado de elevación y de orgullo cuando ofrece identidad. Fracasó la segunda Mérida Capital Americana de la Cultura por eso: no dio identidad, a diferencia de la primera que fue un éxito memorable. Sin embargo que quede claro: dos gobiernos panistas llegaron a la gubernatura después de ser capitales americanas de la cultura. La cultura eleva a la sociedad y hace ver como miserias intrascendentes la política y la economía. Desplaza al discurso económico. Pone la mirada en el espíritu y su trascendencia. El arte, la filosofía  y la ciencia, son fórmulas inventadas por el hombre para sobrellevar su condición dramática en el mundo. Los griegos contaban con la Tragedia que, mediante las consecuencias dramáticas de la hybris del héroe, hacía tomar  conciencia  al hombre común de su que su condición no era tan mala: si un héroe cometía esa transgresión y se enfrentaba al drama, mucho más le podría ocurrir a  un hombre  simple. No menos importante era la comedia que lograba arrancar carcajadas al pueblo al ver reflejada en forma cómica su situación. Tragedia y Comedia son  manifestaciones culturales que ponen en otra dimensión los grandes problemas de los pueblos.

Se requiere atender con gran pericia estratégica estas tres cartas que pueden hacer un gobierno excepcional. Salinas de Gortari lo mostró, supo manejar estas variables que junto con otras lograron momentos brillantes y transformadores. Intelectuales frecuentemente críticos llegaron a convencerse del proyecto salinista. De la Madrid ya nos había dado una muestra al celebrar los setenta años de vida de Octavio Paz. Años después la serie México en la Obra de Octavio Paz.  Se tienen  que jugar muy bien las cartas y se tiene que tener a la mano el calendario para conjugar fechas y eventos.  Y si en algún lugar el pokar de ases ha funcionado ha sido en Yucatán, donde se jugó en forma ingenua pero con grandes resultados. Yucatán cuenta con una sociedad civil riquísima en cultura: la OSY, la FILEY, El Macay, PROHISPEN, los empresarios teatrales estupendos, los pintores, escritores y poetas que logran publicar; se celebran tertulias, presentaciones de libros y existen grupos culturales, etc. Con todos ellos se podría lograr una eficacia mucho mayor de la que se tiene y servir al arte de vivir en sociedad.