Esta obra de Fenimore Coopera nos ayuda a pensar en lo que fue: un luchador , un hombre que abrió brechas en las selvas y se identificó con ellas. Esa selva que puede ser la libertad y que le fue negada a su amada Cuba. Yo siempre he tenido una gran fascinación por el pueblo cubano. Creo que se conformó un espíritu muy especial en toda America : los indios caribes que deambulaban en la zona, los negros que fueron traídos para trabajar la azúcar y el tabaco, los españoles que los dominaron hasta principios del siglo XX . No hay españoles químicamente puros , todos llevan dentro a las dos Españas: la luminosa, la abierta al mundo y la cerrada en sí mismo. Me llamaban la atención los cubanos que en los años sesenta, en Miani, se vestian muy bien para ir a misa y luego comer en familia , mientras los norteamericanos estaban en short cortando su jardín y bebiendo cerveza. Me encantaban las conversaciones de los cubanos de estirpe española presumiendo sus blasones y respetuosos del calendario cristiano y de la vida conservadora y con el muy añejo sentido del honor . Sin embargo hay un ingrediente que vino a enriquecer a ese pueblo : la influencia norteamericana. Las mujeres fueron más libres , lo que implicó un ignoto desarrollo: iban a la universidad y se divorciaban sin censura alguna , trabajaban y tenían participación en la política . La medicina cubana evolucionó, cómo evolucionaron tantas cosas. La educación fue animada por prósperos vientos . Claro que hubo pobreza, corrupción;la corrupción en la vida pública existe desde los tiempos de Grecia , solo los ingenuos o los de mala fe piensan que la van acabar . Pero un día la historia traicionó a Cuba y se acabó la libertad . Prevaleció el criterio del iluminado redentor que como siempre termina en opresor. Carlos Alberto Montaner, desde el exilio, inició un lucha contra la opresión en Cuba . Como Marti creía en la batalla de las ideas. Y luchó. A veces pienso que las generaciones siguientes mantienen un discurso retórico , quizás hasta político en relación a Cuba pero más ajeno al nervio de su tragedia. Asimilados ,han dejado de vestirse muy bien los domingos y se ponen short y cortan su jardín tomando cerveza. Por eso lamento más la partida de Carlos Alberto Montaner. Con horror me enteré de que optó por una muerte asistida , justamente en España . Una enfermedad cruel lo estaba invalidando. El , que era devoto de la libertad, fue congruente . No pidió venir a este mundo pero tuvo el derecho de partir de el. Lo lamento y lamento la pérdida de un gladiador en la lucha por la libertad, la única forma de que el hombre pueda vivir en armonía.