Poco antes de morir, Petronio le envió a Nerón una carta en la que le decía que le perdonaba sus crímenes, destrucciones y todos sus desvaríos, pero no haber envilecido la lengua latina con sus pésimos versos. Los estrictos le pueden hacer un reproche similar a doña Ivonne Ortega Pacheco por la reciente presentación de su libro.

Y es que el texto hace algunas aportaciones que tendrán que investigarse cuidadosamente. Dice que en una hacienda cercana a Dzemul estuvieron escondidos don Pancho Madero y don José María Pino Suárez. No se tiene ninguna noticia de este pasaje ni es fácil ubicarlo en la historia trágica de los personajes que nunca pudieron huir de su cautiverio en Palacio Nacional. La única huida de don Francisco fue la que se dio en San Luis Potosí.

Asimismo, dice que Jean Lafitte estuvo en Dzemul. Posiblemente la autora se está ————— (*) Cronista de Mérida confundiendo con su hermano Pierre que fue batido en Nueva Málaga y llegó muerto a Dzilam de Bravo donde está enterrado. Éstas son sólo algunas observaciones, existiendo otras más de las que no podemos ocuparnos, por no ser ese el oficio de este escrito.

Se le reprocha a la señora Ortega haber manejado con opacidad una gran cantidad de recursos, montos nunca antes vistos, sin ningún plan trascendente. En su período los pobres fueron más pobres y los ricos menos ricos, sólo los políticos afines a su gestión prosperaron.

Ha anunciado doña Ivonne sus pretensiones presidenciales y hasta ha aparecido en una encuesta sin mayor mérito que un 15%, cantidad inferior que la intención del voto natural al PRI que está en un 30%. Existe la teoría de que Ivonne llegó al poder como parte del plan de retorno del PRI a Los Pinos.

Los gobernadores que fueran parte del plan devolverían los recursos sin etiquetar que recibirían por acuerdos cupulares y así capitalizarían al partido que estaba quebrado. Más aún, Patricio Patrón Laviada ha sostenido que doña Ivonne llegó a la gubernatura por un fraude.

Sin embargo, ahora pagaron todos los yucatecos, con mayor sacrificio los desnutridos, los enfermos, los que no tienen casa ni escuela, los ancianos sin protección, entre otros.

Es innegable que doña Ivonne tiene cierto carisma, dones de carácter popular muy atractivos, de ahí que sorprendan los ruidosos abucheos que se producen contra ella. Pero hay algo notable: la mejor obra que ha hecho en su vida es ella misma.

En Yucatán hay una mala vibra contra la señora. El pasado imposibilita un juicio más sereno. Quizás por eso algunos podrán decirle: desfalca, golpea, destruye, dilapida pero no envilezcas la lengua de Cervantes con tus escritos.— Mérida, Yucatán.