«LA LUZ ACEPTA LAS TINIEBLAS

A CONDICIÓN DE SER REINVENTADA»

Gonzalo Navarrete Muñoz

Catedral de Mérida iluminada.

 

Todos los pueblos de la tierra se han fascinado con la luz. El Génesis nos dice que después de crear el cielo y la tierra Dios creó la luz . Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del Sol Invicto. Tras las noches largas de los primeros días del invierno, el sol, el gran dios de la antigüedad, volvía a brillar. Así fue como la cristiandad escogió este día pródigo para celebrar el nacimiento de Cristo, dividiendo así la historia de la humanidad.

Octavio Paz dijo : “La luz es tiempo que se piensa”. Esa es la precisa concepción que los mayas tenían de la luz, que en estas tierras sin montañas tiene la un peculiar resplandor. Los mayas de la antigüedad hacían pensar a la luz natural y lo hicieron con un talento que nos sigue asombrando. Combinaron la luz con la arquitectura para dejar un mensaje perdurable.

El lenguaje de la luz en la arquitectura se intensifica, pasa de un estado natural a una conquista del hombre quien la hace suya para expresarse y entender el mundo. La luz es el sinónimo natural de la sabiduría . Cuando el hombre logra alcanzarla y darle un fin alcanza niveles superiores. El hombre al crear espacioso luminosos , al inventar la luz artificial se acerca al Dios del Génesis. La luz es el requisito de la vida y es una de las explicaciones de lo que es Mérida, no solo el nombre de una ciudad sino una manera de vivir la vida.