Continúa de: LA GUERRA DE CASTAS

La Guerra de Castas de Yucatán.

LOS SAQUEOS DE VALLADOLID Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA DE CASTAS

En el mes de enero del año de 1847 tuvo lugar un sangriento saqueo a la ciudad de Valladolid; este suceso ha sido visto como un movimiento para sacudir el gobierno que encabezaba Miguel Barbachano, que, a resultas de los sucesos, renunció, lo cierto es que convocó a gente de dudosa moralidad y otros de bien conocida mala fama (Pacheco y «el criminal» Bonifacio Novelo, entre otros); para dar a efecto este zafarrancho se levantó a un buen número de indios a los cuales se les embriagó para que pudieran cometer sus atropellos. El asunto no era tan superficial: el jefe político del partido, el celebre Juan Píu Pérez, tenía una lista de todas familias que deberían morir. Los dramáticos sucesos de Valladolid mostraron el odio que existía entre la gente del centro de la ciudad y la de los barrios, así como la ferocidad de los indios a la hora del combate. Don Antonio Trujeque, quien estuvo al frente del relajo, dio algunos detalles de los horrores que se vivieron en Valladolid. Otra sublevación con claros tintes políticos, presuntamente organizada por los partidarios del ex-gobernador Barbachano, fue descubierta porque el cacique de Chichimilá se emborrachó poniéndose al descubierto; como resultado de este hallazgo Manuel Antonio recibió la pena capital y fueron detectados los legendarios líderes rebeldes Cecilio Chí y Jacinto Pat, quienes al sentirse descubiertos iniciaron la guerra por su cuenta atacando al pueblo de Tepich matando a todos los blancos; poco después las fuerzas ladinas llegaron a Tepich y masacraron a todos los mayas. La guerra había comenzado.

LA GUERRA DE CASTAS Y LOS TRATADOS DE PAZ DE TZUCACAB

Como será fácil intuir la Guerra de Castas fue un conjunto de guerrillas que azotaba los poblados. El miedo se apoderaba de los blancos y de los indios. El gobierno trataba, vía la emisión de decretos, de restituir la tutela colonial. Con el botín capturado en haciendas y pueblos aquel Bonifacio Novelo que había participado en el sangriento saqueo de Valladolid iba a Belice a comprar armas. Los blancos proseguían con sus disputas: el coronel Celina abandonó su puesto para venir a Mérida y ocupar San Benito y proclamar el retorno de Barbachano. En respuesta los partidarios de Méndez abandonaban sus puestos en Tihosuco, Peto, Tekax, Valladolid y otros para apoyar a su jefe. La población civil quedó a merced del enemigo y los mayas rápidamente tomaron Tixcacalcupul, los alrededores de Valladolid y Tihosuco con la consabida masacre de los blancos y de los indios «lameplatos». Las tropas del gobierno estaban desmoralizadas y la población civil horrorizada. Cecilio Chí iniciaba el sit1o de valladolid y Jacinto Pat, cacique de Tihosuco, iniciaba su marcha al sur. Valladolid tuvo que ser desalojada, la población civil se refugió no en Espita, como pensaban, sino en Temax pues lo indios no les daban tregua. La desesperación se apoderó de los antiguos rivales Méndez y Barbachano quienes decretaron una reconciliación y una amnistía, nada se logró pues la masacre de Chancenote por los mayas lanzó Lodo por tierra. Méndez ofrecía al extranjero la soberanía de Yucatán y, finalmente, en ese concierto de idas y venidas, renunció a favor de Barbachano. Miguel Barbachano era un hombre con más recursos para la intriga política o, dicho con eufemismo, con más oficio político, por eso es que en Tekax entró en contacto con el líder rebelde Jacinto Pat para unos tratados de paz en que ambos se reconocían como líderes vitalicios de sus pueblos. A Cecilio Chí no le gustó en nada el tratado de marras y lo rompió después de leerlo.

Guerra de Castas: Jacinto Pat

Jacinto Pat

LA FE ANCESTRAL DE LOS MAYAS SALVA A MÉRIDA DE UN CRUEL DESTINO

La guerra proseguía: Chí destrozaba a los blancos y tomaba Sitilpech y le puso sitio a la milenaria Izamal. El camino a Mérida estaba abierto. El terror se había apoderado de los meridanos, y no era para menos: la prensa había estado dando toda clase de datos crueles sobre la guerra, se sabía de los horrores que se habían padecido en otros pueblos y se esperaba una suerte similar a los habitantes de la capital si ésta caía en manos de los indios. Se esperaba el ataque que no llegaba aunque se tenían noticias de algunas patrullas que se acercaban. De pronto se descubrió que los mayas habían abandonado la guerra: tenían que cumplir con los sagrados ritos del cultivo del maíz.

EL FIN DE LA GUERRA ENTRE MÉXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS FAVORECE A LOS BLANCOS.

Al terminar la guerra con los Estados Unidos de México empezó a llegar ayuda en la forma de dinero, armas y pólvora. Las fuerzas rebeldes se dispersaban y los blancos recuperaron Yaxcabá, Tizimín, Espita y Calatmul; Pat fracasaba en el sur y no pudo con Oxkutzcab y Tekax. Por todos lados aparecía el ejército barriendo pueblos y milpas. El 13 de diciembre de 1848 fue recuperado Tihusuco; sobrevino la muerte de Cecilio Chí y sus seguidores Florencio Chan y Venancio Pec, fueron más hostiles con Jacinto Pat. Finalmente el ejercito emprendió una campaña feróz contra los sublevados replegándolos a la Bahía de la Asunción que sustituyó a Bacalar como punto de referencia para comprar armas a Belice.

Guerra de Castas, el ejército blanco

El Ejército Blanco

EL COMERCIO DE ESCLAVOS

Los mayas ahora eran perseguidos en los bosques y cuando se les hacía prisioneros se les vendía como esclavos a Cuba; quizá por la posibilidad de este comercio vergonzoso Barbachano le pagaba a la tropa para que no matara los indios. Se ha dicho que Barbachano al patrocinar este comercio atróz evitaba que los indios murieran acribillados por la tropa de ladinos, por el contrario, con las ganancias del negocio se financió la campaña para recuperar Bacalar, campaña que protagonizó aquel José Dolores Cetina que se dejó venir de su puesto en el oriente para tomar San Benito y exigir el regreso de Barbachano. El escándalo que significó la venta de esclavos a Cuba atrajo la atención del gobierno federal que envió tropas al mando del general Miguel Micheltorena.

GUERRA-DE-CASTAS-CRUZ-VESTIDA-chan-santa-cruz

LA CRUZ PARLANTE Y CHAN SANTA CRUZ

La desesperación se había apoderado de los macehualoob y quizá por eso estaban listos para asirse de cualquier cosa. Entendido de esto, José María Barrera, un mestizo que luchaba con los mayas, encontró una cruz grabada en el tronco de un árbol. Esa cruz era prodigiosa y hablaba; ella fue la que mandó a los indios a tomar Kampocolché. El ataque fracasó pero los mayas tenían una nueva esperanza. Alrededor del santuario de la Cruz se construyó un poblado legendario: Chan Santa Cruz. Para 1851 la influencia de Chan Santa Cruz se extendía desde Bacalar hasta Valladolid. El santuario de la Cruz fue el legendario templo Balam Na («La Casa del Balam»), en la construcción del poblado y del templo murieron, en condiciones inhumanas, cientos de esclavos blancos; las esclavas blancas no corrían la misma suerte, algunas de ellas se casaban con los mayas y otras vivían hasta morir por causas naturales. Los indios del sur comandados por Angelino ltzá firmaron los famosos tratados de paz de Chichanhá. José María Barrera desconoció los tratados, quemó el poblado de Chichanhá y se llevó prisionero a Itzá. Chan Santa Cruz ya estaba enemistada con los indios del sur. Aunque Rómulo Díaz de la Vega pudo entrar a Chan Santa Cruz en 1852 y encontrar a unos mayas hambrientos, el poder de la Cruz pudo reverdecer y para 1858 ya estaba consolidado nuevamente. Ya en 1857 habían recuperado Tekax con su respectiva matanza y posteriormente recuperaron Bacalar. En 1860 Pedro Acereto intentó una expedición punitiva a Chan Santa Cruz, pero los fanatizados mayas derrotaron al ejercito de 1500 blancos. Sin embargo a pesar de algunas escaramuzas la paz se generalizaba, la misma Cruz perdía fuerza: en otros poblados aparecían otras cruces presumiblemente milagrosas. En 1884 hubo un intento de paz en el acercamiento que se dio entre el general Teodosio Canto, vice-gobernador de Yucatán y Juan Chuc; nada en concreto se logró aunque José Crescencio Poot, que desconoció los tratados, fue asesinado por Aniceto Dzul. Finalmente en 1900 el general Ignacio Bravo inició la campaña definitiva contra los cruzoob que ya se habían reducido en número debido a las sequías, las plagas, la hambruna y las enfermedades. Según algunos cálculos en la última década del siglo XIX los cruzoob ya nada más eran 10 000 de los 100 000 habitantes que llegaron a ser. El 5 de mayo el general Bravo entró en la legendaria Chan Santa Cruz y encontró la ciudad desierta, esto aunque el 3 había sido la fiesta de la Santa Cruz. El 21 de marzo Ángel Ortiz ocupó Bacalar. Años después el general Salvador Alvarado mandó que el ejército desocupara Chan Santa Cruz: una vez más la Santísima Cruz había triunfado.